“En la vida y en los negocios, el hambre es muy importante”: Mario Hernández
A Mario Hernández no le da pena decir que pasó hambre. Es más, asegura que gracias a eso está donde está.
Le gusta decir las cosas de frente, le da su número de celular a cualquiera y siempre lo contesta. Incluso cuando está descansando está pendiente de lo que pasa con su empresa, no porque le toque sino porque ama su trabajo.
Mientras recorre de lado a lado una de sus tiendas en Bucaramanga menciona que no tiene producto favorito porque todo le gusta. “Si algo no me gustara no estaría aquí”.
Su empresa de marroquinería, que lleva su nombre desde 1998 y que cumplió 41 años, 36 menos que él, es hoy un ícono empresarial dentro y fuera del país. Y él, no solo ha sido condecorado decenas de veces, invitado especial otras tantas, presidente de juntas directivas y hasta consejero de gobierno, sino que ha dedicado su vida a devolver a la sociedad una parte de lo que él ha logrado, a través de becas, subsidios de vivienda y ayudas a quienes más lo necesitan.
Sin embargo, a él le parece que eso no es nada. La humildad de ese niño de 8 años que tuvo que salir de su natal Capitanejo debido a la guerra, la de ese joven que se le midió a cuanto trabajo hubo para ayudar en su casa después de la pérdida de su papá y la de ese adulto que probó cuanto emprendimiento le sonó hasta dar con lo que lo haría feliz, sigue intacta.
Así mismo permanece su amor por Santander, su pasión por la cocina y su frase favorita: “La vida es una oportunidad”.
Dicen que es terco...
“Sí, santandereano. Dígame”.
¿Sigue al frente de todo en su empresa?
“Sí, me gusta estar en todo, así como me gusta la cocina y yo voy y hago el mercado, es así con esto. Yo compro las cosas porque cuando el nombre de uno está en el producto tiene que tener la mejor calidad, el mejor diseño. Estoy pendiente de todo porque si uno no se unta no aprende, decía mamá”.
¿Cómo es un día de Mario Hernández?
“A las seis de la mañana me despierto, hago llamadas, me leo el periódico, a las siete llega una entrenadora y hago una hora de gimnasia, salgo a citas, desayunos o juntas directivas, llego a la oficina a las 10 u 11, salgo 5 de la tarde a otras reuniones y llego a la casa a las 9 a dormir”.
¿Qué es lo que más le ha tocado sacrificar en este trabajo?
“Yo creo que no he tenido que sacrificar nada porque amo lo que hago y lo disfruto. Lo que no me gusta no lo hago. Para mí trabajar no es sacrificio, ni lo ha sido nunca. Me fascinan las conferencias en la universidades y todo eso, me siento en la obligación de transmitir las experiencias”.
¿Ha sido difícil delegar y pedir ayuda?
“Uno no puede hacer todo, la vida es en equipo. Para hacer niños mínimo se necesitan dos, entonces ahí está. Lo que uno tiene que tener es gente profesional, que piensen, que aporten. No necesito gente que me diga a todo que sí”.
¿Alguna vez imaginó o soñó con lo que es ahora?
“Nunca. Las cosas no son de imaginárselas. Todo en la vida es un resultado del trabajo, del amor a lo que uno hace. Eso y untarse. ¡Ah!, y ser honesto y conocer el hambre”.
¿El hambre?
“Sí, valorar las cosas y trabajarlas se hace más duro cuando uno no ha pasado tantica hambre o no le ha faltado algo. El hambre es muy importante”.
¿Qué ha sido lo más difícil de todos estos años?
“Nada. ¿Qué va a ser difícil? Siempre he tenido donde dormir. Con mamá vivíamos todos en una pieza, pero teníamos donde dormir. No había para comer carne y huevos, pues no comíamos eso, tocaba otra cosa así fuera poquito”.
¿Qué es lo que más lo enorgullece?
“No sé, pues me siento feliz con lo que hago. Supongo que de eso. Me aterra donde hemos llegado y esa imagen que tiene la gente de la marca porque yo creo que no he hecho nada más que trabajar y tratar de hacer las cosas bien. Yo no me siento genio ni nada”.
¿Cómo mantener esa humildad a pesar del éxito y el dinero?
“Yo tengo claro que el dinero no es todo en la vida. Si mi Dios le da dinero a uno es para ayudar, para pasarla bien, para generar empleo, a mí me encanta ayudar y ojalá pudiera hacerlo más. Si uno le deja el 30% menos a los hijos no va pasar nada, con que le deje educación, un buen ejemplo y un buen nombre ya es bastante”.
¿Cómo quiere usted que ellos mantengan su legado?
“No, no, no. El gran error que cometen los papás es que quieren obligar a los hijos a que hagan lo que uno quiere. Uno tiene que dejarlos que se realicen, que sean felices. Mis hijos son excelentes. Son maravillosos, profesionales, se defienden en la vida, no abusan del dinero, ¿qué más quiero? Están en la junta directiva, ellos verán cuando yo me muera qué hacen con las cosas, ese no es mi problema”.
¿Qué le falta por hacer?
“Me toca aprender inglés, que nunca aprendí. De resto, he hecho de todo. Si me tuviera que morir mañana me muero feliz”.
¿Cómo hacer para que Santander y Colombia sean más competitivos?
“Primero, la educación en la juventud, volver a la gente responsable y creativa. Santander es un gran departamento, pero tenemos que dejar es la envidia, el egoísmo, hay que trabajar más en equipo, pensar en grande. Dejar de criticar porque todos somos diferentes y allá cada uno con su vida”.
Dicen que usted se convirtió en todo un influencer digital...
“Yo tengo que estar actualizándome, viajo mucho por el mundo, tengo que ver qué materiales vienen, cómo se renueva la moda. Y dentro de eso está lo digital. Yo creo que uno tiene que aprovechar todos las formas posibles para ayudar a la gente, para transmitir conocimiento, y eso es lo que hago en Instagram y eso. Así como estoy actualizando el producto y las tiendas, también me actualizo yo”.
¿Es cierto que nunca usa calculadora ni computador?
“Nunca, lo que aprendí en segundo primaria fue las tablas de multiplicar y eso es lo único que necesito”.
¿Por qué el unicornio?
“Porque es un animal mitológico, representa el lujo, tiene tradición”.
¿Y las mariposas?
“La vida de las mariposas siempre me ha fascinado, cómo cambian en tan poco tiempo, ese colorido... eso es una belleza”.
¿Qué significa la política para usted?
“Me encanta la política, eso lo heredé de papá. Nunca me he querido meter en eso, participo mucho en escoger candidatos, en hacerles campaña, en ayudarles y todo. Me fascina porque creo que uno debe ayudar a construir un mejor país y ayudar a mejorar nuestros políticos”.
¿Qué pasó con la propuesta que le hizo Rodolfo Hernández de ser su fórmula a la Presidencia?
“Me encantaría, pero yo no estoy preparado y tengo unas grandes responsabilidades con mi empresa. Si descuido el negocio por irme a la política, me quiebro mientras tanto. De mí depende mucha gente, por lo menos 1.500 personas. No puedo huir de mi responsabilidad”.
¿Qué piensa de que empresarios como Rodolfo le apuesten a la política?
“Me parece excelente, yo creo que los empresarios tenemos que empezar a participar en la política. Ese desorden, sinvergüencería, esta deshonestidad es culpa de nosotros porque no participamos, no exigimos, no ayudamos a construir, por eso tenemos que involucrarnos todos”.
Ese consejo para los emprendedores santandereanos...
“Todos nacemos empelotos, hay que luchar, hay que gatear. Te paras, te caes, lloras, toca volverse a parar. La vida, los negocios, las relaciones y la amistad es igual. Tienen que hacer lo que aman y tener paciencia, Roma no se hizo en un día. Inviertan, pero disfruten lo que tienen, uno a veces quiere más de lo que necesita y quiere todo rápido y eso no se puede”.