De las guerras de pandillas, a las ollas del microtráfico; de los asaltos a los establecimientos de comercio, donde hacen...
Quiérase al menos un ‘poquito’
No entiendo porqué hay gente que es dura consigo misma. A todo hora me encuentro con personas que no se quieren ‘ni un poquito’.
Lo grave de esa forma de tratarse es que las consecuencias psicológicas que ese proceder genera son contraproducentes y lesivas para el estado de ánimo.
Cuando alguien es tan estricto con sí mismo resquebraja su autoestima, reniega de la vida y, lo que es más grave, acepta que “es un bueno para nada”.
Aunque no lo crea, amarse a uno mismo es un mandato de Dios y, por lo tanto, es errado confundir la autoestima con el egoísmo.
¡Sí! Es preciso aplaudirse los logros personales o al menos experimentar la satisfacción de haber alcanzado un escalón más en ese trayecto que uno se ha trazado.
Quiero aclarar que quererse no quiere decir que uno mismo sea alcahueta de su propia incompetencia. Estoy hablando de poseer criterios sanos para autoevaluarse sin llegar al extremo de ser perfeccionista.
Y una buena estrategia es empezar a comprender que no hay nada totalmente ‘bueno’ o ‘malo’.
Hay que aprender a sobreponerse a un fracaso, a perdonarse los errores y a entender que se es humano.
¿Por qué lo menciono?
Porque hay quien solo se fija en sus defectos y vive lamentándose por ellos como si fueran el fin del mundo. Aunque no lo crea, esas actitudes depresivas paralizan las metas.
No estoy inventando nada nuevo, pues es realmente imposible que una persona pesimista pueda ver sus logros.
Es evidente que con una imagen positiva de usted mismo, sin caer en el narcisismo, podría llegar a reflejar mejores cosas para su vida. Dicho de otra manera: Usted es lo que cree ser y, en ese orden de ideas, es bueno que tenga una autoimagen propositiva.
Lo mejor de este tema que hoy planteo es aceptar responsabilidades, reconocer que uno se puede equivocar o, como se dice popularmente, dejar de autocastigarse.
Trate de pasarla lo mejor posible, siendo responsable de sus actos. Reconozca honestamente lo que le hace feliz, trabaje con tesón para alcanzar esa meta y disfrute lo que haga sin remordimientos ni culpas.
La vida no se ha hecho sólo para trabajar y triunfar. El descanso es una sana inversión para su salud mental.
A veces haga un alto en el camino de la rutina y piense qué le hace vibrar. Parece que en ese andar monótono y plano en el que anda se ha olvidado de sentir.
Téngase confianza, no sea pesimista, evite el fatalismo y no se quede atrapado en el ayer.
La única forma de confiar en uno mismo es ponerse a prueba y arriesgar. ¡Hágame caso y verá que usted sí puede llegar lejos!