En Bucaramanga también se celebra el Día de Muertos

Lo más importante del Día de Muertos es el altar. Si se sigue la tradición fielmente, en honor a las personas que han fallecido hay que elaborar un altar de siete pisos: hasta llegar al infierno. Pero si se quiere hacer las cosas más sencillas, se hacen solo tres: cielo, infierno y purgatorio.

Una vez listos los niveles, se agregan las cosas que más disfrutaba la persona que ya no está en la tierra: si bebía, un tragüito, su comida favorita, un espejo para que pueda verse y su foto.

Se ponen también velas para iluminar el camino de las almas, así como la cruz de sal, que no puede faltar: purifica y ayuda a que el cuerpo no se corrompa en su viaje.

Todo esto lo hicieron María Fernanda Rodríguez Maldonado y Sara Castro, dos estudiantes que se encuentran en intercambio en la Universidad de Santander, Udes.

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Para ellas es muy importante esta celebración pues hace parte de una de las tradiciones más asentadas de su cultura, que este año quieren compartir con los bumangueses.

“Es muy emocionante traer algo de México a Bucaramanga. Las personas sienten mucha curiosidad por saber de los rituales y, en parte, quisimos que vieran cómo era esta celebración para nosotros. Es también un poco triste porque en México se celebra en familia”, le contó Sara Castro a Vanguardia.

Lo único que no pudieron conseguir fue la flor de cempasúchil, que aparece en la película Coco. Con ella se hace un camino desde la entrada hasta el altar de los hogares para guiar a las almas hacia los altares; desde la época prehispánica se considera un símbolo de vida y muerte.

A continuación, más detalles sobre esta bella celebración mexicana que hoy comienza en Bucaramanga.