Un hombre fue asesinado por sicarios la noche del lunes en la calle 53 con carrera 17. Hasta anoche se desconocían las causas y su identidad.
Cerca de las 7:30 de la noche de ayer el eco de al menos cinco disparos alertó a las pocas personas que a esa hora se encontraban en la entrada al barrio San Miguel en Bucaramanga. Era la alerta de una tragedia que acababa de comenzar.
En la calle 53 con carrera 17, en donde funcionan talleres y parqueaderos, fue baleado un motociclista a quien sicarios, también en moto, interceptaron y le dispararon sin mediar palabra, luego huyeron con rumbo desconocido.
Cuando los testigos se repusieron del susto, vieron a la víctima tendida bocabajo en la vía junto a la motocicleta Discovery de color negro y rojo. Era de contextura robusta, vestía jean y camiseta blanca y negro ajustada.
Quedó con el casco rojo y negro puesto, y solo se lograba apreciar un tatuaje de tribal grande en el brazo izquierdo, bajo el dibujo tenía tres letras, la C y la S lograban apreciarse. Además llevaba puesto un tapabocas de colores y un reloj grande beige.
No pasaron muchos minutos para que ambulancias y varias patrullas de Policía arribaran al sitio, pero nada pudieron hacer por aquel hombre.
La zona se llenó de patrullas y la escena fue acordonada, la vía cerrada de esquina a esquina por los vehículos policiales y se restringió el paso a los pocos curiosos que querían observar o a los conductores que se detenían para saber qué ocurría.
Al cierre de esta edición, Criminalística de la Sijín levantaba el cuerpo y un gran despliegue operativo se realizaba para dar con el paradero de los sicarios. No había sido revelada la identidad de la víctima.