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¿La tercera será la vencida?
Demócrata moderado, cinco veces senador por el estado de Delaware, gran negociador, que habla sin tapujos, con una imagen afable y un carácter franco, y a quien no le tiembla el pulso para desafiar la ortodoxia política estadounidense.
Estos son rasgos que describen a Joseph ‘Joe’ Robinette Biden, quien esta semana se lanzó de lleno en la carrera por la disputa de la Casa Blanca, convirtiéndose así en el aspirante número 20 a la nominación por el partido Demócrata, de cara a las presidenciales de 2020.
El que fuera el vicepresidente número 47 de Estados Unidos, entre 2009 y 2017, durante la Administración de Barack Obama y el primer católico en ejercer el cargo, nació en una familia humilde -su padre era vendedor de automóviles-, se graduó como abogado y a los 29 años se convirtió en uno de los senadores más jóvenes de Estados Unidos.
Un logro personal ha sido su locuacidad, ya que de niño venció un problema de tartamudez, y que ha forjado su carácter tras golpearlo una tragedia familiar justo cuando iniciaba su carrera política. En 1972 perdió a su primera esposa y su hija menor en un accidente de tránsito. Luego, en 2016, su hijo mayor, falleció debido a un cáncer cerebral a los 46 años de edad.
Con 76 años y cuatro décadas de trayectoria política a sus espaldas, Biden quiere conquistar su viejo anhelo de ser presidente de los Estados Unidos, tras dos intentos fallidos en pos de la nominación demócrata, en 1986 y 2008.
¿La tercera será?
Mario Morales, analista y profesor asociado de la Universidad Javeriana, observa que Biden no la tiene fácil por varias razones.
La primera de ellas, la edad, ya que según el experto, es un factor decisivo a estas alturas de la contienda, pensando en que los demócratas quisieran elegir a un candidato que quiera la opción de gobernar dos periodos consecutivos.
Otro punto en contra, agrega, es que Biden no representa todas las bases demócratas, que se han ido corriendo hacia la izquierda en la medida en que el presidente Donald Trump ha venido ganando espacio entre la derecha.
“Eso es un punto polémico, porque asimismo su moderación podría jalonar incluso votos indecisos de centro, lo que está pensando el partido Demócrata, en sus bases, es que se necesitaría un candidato más radical y más fuerte, que fuera realmente la otra cara de Trump, que también estará radicalizando el discurso”, señala Morales.
A su modo de ver, en política, a esta altura lo que funciona es la polarización, y cerca de las elecciones, lo que funciona es la moderación. Si bien en primera instancia hay que jalar las bases fuertes, las más radicales, una vez estén aseguradas irse moviendo hacia el centro, “en ese sentido Bernie Sanders, el rival del exvicepresidente Biden, podría obtener más opciones”, observa.
El factor decisivo, en últimas para el partido demócrata, es el mismo Trump. si Trump se radicaliza, más de lo que está, esto beneficiará a Sanders, de lo contrario beneficiará a Biden, porque no llevaría a la dogmatización esta primera etapa de las elecciones.
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Fabián Gamba, docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle, tiene su lectura particular sobre el tema, y asegura que su probabilidad de ganar está estrechamente vinculada con la probabilidad de pérdida de Trump.
“Es decir, lo veo como el único de los preinscritos demócratas, que es un contrapeso oficial a las políticas de Trump. No porque los demás no lo sea, sino porque Biden encarna la esencia misma del demócrata promedio que se encuentra en desagrado con el gobierno Trump”, menciona.
Aunque lo considera como el más opcionado hasta el momento de los demócratas para ser el candidato de esa colectividad, Gamba opina que ya enfrentado al actual presidente republicano, ve difícil que logre ganarle, “aunque, sin lugar a dudas, si le planteará una dura batalla. Va a depender mucho de sus alianzas y estrategias”.
Además, reconoce que la contienda política en Estados Unidos solo está iniciando y aún faltan muchas fichas por jugar.
Para Alexander Emilio Madrigal, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, Biden puede pasar por progresista que carga una imagen de político tradicional, y cree que en este momento el electorado estadounidense está buscando candidatos que demuestren salirse de ese molde, lo cual explica la llegada un presidente conservador “outsider”, como Trump.
No le parece que sea un candidato idóneo que el partido demócrata respalde para esta contienda electoral, pues apuesta por otro candidato con mayor fuerza, con mayor peso, pero aclara que esto dependería del electorado norteamericano.
Lo que parece avizorarse es que no hay quién pueda hacerle contrapeso a Trump desde el bando demócrata. “Por ahora, no se le ha desgastado su cuarto de hora y no ve que tenga competidor claro o que Biden sea el candidato para ello”, sostiene.
Madrigal insiste en que Biden con su historial asociado a la política tradicional y al legado de Obama, no es la ficha clave demócrata para cautivar a un electorado norteamericano que busca algo diferente.
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