lunes 22 de mayo de 2023 - 12:00 AM

Ni paz. Ni total

Estoy seguro que el presidente es consciente de que su intención no está siendo correspondida con reciprocidad y que, en algún momento pronto, tendrá que responder con más fuerza al desafío que están planteando los terroristas de siempre

Como si necesitáramos más pruebas de que los grupos criminales que hoy operan en Colombia no quieren la paz -ni parcial ni total- aparecen hechos escabrosos como el asesinato de 4 niños indígenas cometido por las disidencias de las Farc en Putumayo. ¡Menores de edad, que cuando no son reclutados, son asesinados!... ¿Quién puede hablar de paz mientras acude a esta clase de vejámenes?

Pero no son los únicos casos de más violencia y arbitrariedades por cuenta de esas organizaciones. Según un informe de inteligencia al que tuvo acceso Noticias RCN, desde el 1 de enero hasta el día de hoy, “se han violado 590 veces los protocolos de cese al fuego, por parte de los grupos armados, es decir, al día se registran al menos cuatro ataques de los grupos criminales en diferentes regiones del país. Solamente grupos como el Estado Mayor Central de las Farc y la segunda Marquetalia, han violado 290 veces el cese”.

En entrevista con el presidente Gustavo Petro, le pregunté si no se sentía frustrado al ver que mientras se hacen ajustes al marco legal y se otorgan todo tipo de garantías con inmerecida generosidad por parte del Estado, los ilegales se expanden, siguen matando y siguen extorsionando e intimidando a la población. Su respuesta, más bien dubitativa, indicaba que por eso había que golpear las economías criminales para tratar de llevarlos a una mesa de negociación, reconociendo que todo esto está bajo prueba. Le dije que eso en la teoría funcionaba bien pero que, en la práctica, lamentablemente está ocurriendo lo contrario. El presidente contestó, por su parte, que él cree que organizaciones como el Clan del Golfo han perdido su capacidad de acción pero pasaron pocas horas entre que grabamos la entrevista y que se diera esta tragedia de los niños asesinados en Putumayo.

Estoy seguro que el presidente es consciente de que su intención no está siendo correspondida con reciprocidad y que, en algún momento pronto, tendrá que responder con más fuerza al desafío que están planteando los terroristas de siempre. Es eso o que se le salga definitivamente el país de las manos.

Si una guerrilla como el ELN no hace la paz con un presidente de izquierda como Gustavo Petro, es porque definitivamente no la quiere. De eso ya estábamos seguros algunos desde hace un tiempo pero los pocos que todavía confiaban en que algo pasara, tendrán que darse cuenta de este desdén histórico por eso que los violentos llaman cínicamente “paz”.

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