En Santander triunfó la maquinaria, en Bucaramanga la opinión
Esto indican los resultados de ayer, sin más adornos: el clan Aguilar ganó por tercera vez el pase al poder departamental, gracias a las estrategias clientelistas que tienen todavía impacto determinante fuera del área metropolitana, cosa que no ocurre en los cuatro municipios conurbados, donde Leonidas Gómez sumó 214.162 votos, mientras Aguilar solo llegó a 154.424.
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El voto amarrado definió en los municipios alejados de la capital el nombre del nuevo gobernador y la expectativa de un tercer mandato de los Aguilar, que podrían repetir con nuevos candidatos si no se enfrenta a ellos una figura con fuerte arraigo en el área metropolitana y capacidad de liderazgo y convocatoria en el resto del departamento. Los Aguilar han demostrado una y otra vez que no es acertada la idea de que con una campaña intensa en el área metropolitana y distendida en las provincias, se puede ganar la gobernación.
La nueva cara
De esta forma, en el palacio amarillo habrá una cara nueva con viejas costumbres, porque si bien el hecho de pertenecer a esa familia por sí mismo no asegura que observe la misma conducta probadamente ilegal, lo visto durante la campaña no deja muchas esperanzas sobre la autonomía del mandatario electo.
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Y sin que se extienda prejuicio alguno sobre Nerthink Mauricio Aguilar, debemos esperar a que comience su gestión para que todos, organismos de control, prensa y opinión podamos evaluar, sobre sus actos, la calidad administrativa y moral de su gestión.
Bucaramanga habló duro
En lo que tiene que ver con Bucaramanga, las constancias que se han dejado son varias, son claras y son históricas.
Por una parte, el ganador, Juan Carlos Cárdenas Rey, obtuvo su derecho a dirigir la ciudad con una votación sin antecedentes de 141.768 sufragios, que equivalen al 48,36%, que tienen más valor tomando en cuenta que la votación se repartía entre siete candidatos en total. Esto es lo que se considera un triunfo arrollador.
Además de esto, Cárdenas, si maniobra con destreza y claridad suficiente, podrá lograr una productiva comunicación y colaboración del Concejo, en tanto las listas que acompañaban su candidatura tendrán allí curules suficientes para darle una base grande a la hora de definir mayorías.
Hernández pasa la cuenta
Pero el triunfo de Juan Carlos Cárdenas tiene una sola explicación, y es la participación directa del exalcalde Rodolfo Hernández Suárez cuya presencia, sin duda alguna, le dio al candidato el impulso que por sí mismo muy posiblemente no hubiera alcanzado, entre otras cosas porque su nombre no tenía el reconocimiento necesario para valerse solo en esta clase de contiendas.
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A este respecto, las preguntas surgen fácilmente y tienen que ver con la capacidad del alcalde electo para dirigir acertadamente la ciudad y para ello hay que guardar optimismo, en tanto la hoja de vida que presentó a los bumangueses tiene los sustentos necesarios y suficientes para abrigar la esperanza de una buena gestión.
No queda duda alguna sobre la influencia política que Rodolfo Hernández ganó durante estos cuatro años, pues lo demostró con suficiencia en la jornada electoral de ayer, y tampoco cabe duda de que el voto que se expresó de manera contundente alrededor del nombre de su candidato tiene el mandato de la lucha contra la corrupción.
Así las cosas, el futuro político tanto de Hernández como de Cárdenas estará en la manera como se enfrenten a las malas costumbres de la vieja clase política y en la forma transparente e incuestionable como afronten su accionar público en lo sucesivo.
Cuatro años de esperanza
Al final de una campaña electoral muy accidentada, tanto para la gobernación como para la alcaldía de Bucaramanga, el pueblo se ha expresado claramente en las urnas y el departamento y cada uno de sus municipios tienen ahora sus nuevos mandatarios.
Queda esperar que el concurso de todos ellos, el apego a sus compromisos y programas de gobierno, así como el uso pulcro y eficaz de los bienes públicos, le den a la región el progreso y la decencia que los ciudadanos reclamaron ayer con su voto.
El lunar
Si bien el comportamiento electoral no dejó en la ciudad y el departamento sucesos de orden público o denuncias de fraude qué lamentar, lo que sí hay que subrayar es el impedimento que miles de personas tuvieron para votar. En cifras, este periódico conoció que fueron anuladas del censo electoral las cédulas de 47% de las personas que habían inscrito su documento en un municipio distinto del área metropolitana al que votaron la última vez. De esta manera, lo que parecía ser un control a la trashumancia electoral, se convirtió en un impedimento al voto de ciudadanos que tenían derecho al mismo.