Aunque Germán Darío Muñoz, quien ejerce como médico general, tenía claro que por su profesión podía contagiarse de COVID-19, jamás imaginó que la enfermedad lo llevaría a debatirse entre la vida y la muerte en una Unidad de Cuidados Intensivos. Tras 49 días hospitalizado, logró vencer el virus. Esta es su historia.
Desde muy pequeño, Germán Darío Muñoz Pardo tenía claro que sería médico, para él no existía la posibilidad de estudiar otra carrera más que medicina. “El deseo de ayudar a la gente y de servir fue lo que me motivó y a la fecha sigo pensando de la misma manera”, relató.
Con esa convicción y amor intacto por lo que hace, ha ejercido la medicina por más de 36 años, cinco de esos en la Organización Foscal, en donde trabaja como médico general de consulta externa.
Fue precisamente allí, en el ejercicio de sus labores, que Germán Darío se contagió de coronavirus. A pesar de cumplir con los estrictos protocolos de bioseguridad, la enfermedad tocó a su puerta.
“Me empezó como un cuadro viral, con malestar, un poco de dolor en el cuerpo, fiebre y tos. Con esos síntomas me hice la prueba y al día siguiente me dijeron que había salido positivo”, recordó. La enfermedad evolucionó rápidamente. De un momento a otro empezó a sentir dificultad para respirar, por lo que acudió a la Clínica Foscal, en donde sus colegas decidieron dejarlo hospitalizado y tras varios exámenes tuvo que ingresar a la UCI, en donde recibiría soporte ventilatorio.
A partir de ese momento comenzó su lucha contra el coronavirus: 28 días en UCI y 21 en hospitalización en la Clínica Foscal.
“Revisando la historia clínica y lo que me cuenta mi familia y colegas mi caso fue muy complicado. Rápidamente me fui deteriorando, los parámetros del respirador tuvieron que elevarlos al máximo para poder mantenerme con vida. En esos momentos de inestabilidad y de deterioro de mi estado, los médicos pensaban que posiblemente no iba a superar el Covid-19 y fallecería”, relató.
Además de batallar contra el virus, en los exámenes que le practicaban periódicamente a Germán, le encontraron tres bacterias diferentes y un hongo. “Los especialistas tuvieron que cambiar el esquema terapéutico y gracias a Dios las cosas fueron mejorando, lentamente mi salud empezó a restablecerse”.
Su condición de deportista fue un gran punto a su favor, jugar baloncesto lo ha mantenido en forma por varios años y fue clave para que sobreviviera.
Al preguntarle por si sintió miedo mientras estaba en la UCI, luchando por su vida, Muñoz Pardo menciona que solo se entregó en oración y a la voluntad de Dios.
“Recuerdo que a pesar de estar sedado y con el tubo a tórax, tuve muchos momentos lúcidos en los que veía pasar a las enfermeras, movía los brazos y las piernas. En esos momentos de conciencia pensaba en mi familia y oraba”.
El milagro, como él lo cataloga, se lo atribuye en primera instancia a Dios, a la oración de su familia y amigos y por supuesto a la excelente atención médica que recibió.
A pesar de que no fueron momentos fáciles, y que la enfermedad le dejó algunas secuelas y un proceso de recuperación lento, este médico santandereano se convierte en el primer profesional de su gremio en ganarle la batalla al COVID -19, pues cinco profesionales de la salud han fallecido en menos de un mes en el departamento.
“Fue muy difícil. El coronavirus es una enfermedad tan grave que puede causar la muerte, lo que yo viví no se lo deseo a nadie, no sabemos en qué momento nos toca, por eso hay que cuidarnos. Uno no sabe si se contagia y sea el causante de que otro esté grave, por eso me parece muy triste la falta de conciencia de mucha gente, que sale a la calle sin tapabocas, que no respeta las medidas de aislamiento, distanciamiento y demás cuidados”.
