La salud de una sociedad tiene mucho que ver con la forma en que las administraciones tratan a sus ciudadanos más vulnerables, y los peatones son, indiscutiblemente, los usuarios más indefensos de nuestras calles.
Bucaramanga
Planta de Angelinos y tubería del embalse de Bucaramanga serán licitadas
- Imagen tomada ayer del Embalse de Bucaramanga, que actualmente está en su máxima capacidad de 106 metros de altura. El agua está siendo evacuada a través del ‘morning glory’. (Foto: Juan Carlos Chio / VANGUARDIA LIBERAL)
En el transcurso de los próximos dos meses el Acueducto Metropolitano de Bucaramanga iniciará dos procesos contractuales que suman unos $54 mil millones, para terminar la Planta de Angelinos y la tubería de aducción que unirá el Embalse de Tona con la Planta de Bosconia.
Estas obras permitirán, según la empresa de servicios públicos, comenzar a tratar el agua que está almacenada en el embalse a partir del segundo semestre de 2019, garantizando de esta forma el suministro de agua potable al menos hasta el año 2050 en el área metropolitana y sus áreas de expansión.
La tubería de aducción
El primer proceso contractual se abrirá en 15 días y corresponderá a la obra civil para instalar 2,6 kilómetros de la tubería de aducción entre el sector de Shalom y la Planta de Bosconia (inversión es de $12 mil millones).
Al respecto, la gerente general de la entidad, Zoraida Ortiz Gómez, indicó que el amb ya contrató el suministro de la tubería de GRP (Glass Reinforced Plastic Pipe) y de las válvulas y accesorios (por unos $10 mil millones).
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Esto permitirá llevar hasta 2 mil litros por segundo de agua hasta Bosconia y disminuir el riesgo de posibles afectaciones por la turbiedad del río Suratá, por las épocas de sequía o la posible contaminación del agua con mercurio o cianuro por las labores de minería en Soto Norte.
Estas obras tienen un plazo de ejecución de 12 meses y se espera que estén terminadas entre agosto y octubre de 2019.
Planta de Angelinos
El otro proceso contractual es el de la terminación de la Planta de Angelinos que, como se recordará, solo tiene un avance de 20% y las obras están actualmente paralizadas.
En ese caso, el ingeniero Miguel Ángel Barajas, responsable del proyecto del Embalse de Tona en el amb, explicó que hubo unos contratiempos con el contratista inicial, que no cumplió con los plazos establecidos y actualmente el conflicto se está resolviendo en un tribunal de arbitramento.
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En ese sentido se tiene previsto que en julio se inicie un nuevo proceso licitatorio por $42 mil millones para terminar la planta. Esta también será entregada y puesta en funcionamiento entre agosto y octubre del próximo año.
A Angelinos llegarán de forma constante 1.200 litros por segundo y con esto se garantizará el suministro de agua en el norte de la ciudad, la Zona Industrial y Girón.
Laudo: en 2 o 3 meses
El contrato original de la Planta de Angelinos está siendo investigado por las autoridades por presuntas irregularidades en el proceso precontractual y la supuesta entrega de dinero al contratista sin que cumpliera con las obligaciones de ejecución.
En ese caso se indaga la presunta responsabilidad del exgerente del amb, Ludwig Stünkel García, y de los representantes del Consorcio Suratá 2015.
Para la liquidación del contrato se está adelantando un tribunal de arbitramento y se calcula que en dos o tres meses se conocerán los resultados del laudo arbitral.
No hay riesgo de crecientes súbitas por el río Tona
Por otro lado, el Acueducto Metropolitano explicó que si bien el embalse está actualmente en su máxima capacidad y se está evacuando agua por el ‘morning glory’ (una especie de desagüe), no hay riesgo de creciente súbita en el río Tona porque el sistema que hay y la estructura de disipación tienen capacidad para atender caudales de 1.500 m³/seg. y el río tiene en promedio un caudal de 1,3 m³/seg. Durante la construcción del embalse (desde 2010), solo se ha reportado en una ocasión 80 m³/seg.
Básicamente, el agua es evacuada a través del ‘morning glory’ y llega a unas escalinatas y una especie de piscina que permite liberar la energía con la que llega el agua y la entrega “calmada” al río Tona, que luego desemboca en el río Suratá.
Además, en el embalse también se monitorean otras variables como la sismicidad y las filtraciones, que permiten preveer cualquier contratiempo o afectación en la estructura del embalse.
“Hay que advertir que lo que pasó en Hidroituango fue algo que se dio con el proceso de construcción. El Embalse de Tona ya está construido y no hubo problemas en el proceso, ni heridos, ni nada por el estilo”, explicó el ingeniero Eliseo Osorio, director de Planeación del Acueducto Metropolitano.