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Egan Bernal nos da un ‘Giro’ de Esperanza
Esas obras no son propias de colombianos, pero para nada, solo los europeos son capaces de dominar en el ciclismo de esa manera: Eddy Merckx, Bernard Hinault, Miguel Induráin y Chris Froome, por mencionar a algunos.
Y sí, parece una película de ficción, en la que un colombiano a sus 24 años gana con autoridad su segunda gran vuelta del ciclismo y, lo que parece aún más increíble; que su permanencia en la élite del pedalismo mundial no parece tener fecha de vencimiento.
Egan Arley Bernal Gómez nos dice que los sueños se hacen realidad y reivindica al pueblo colombiano y, con el ejemplo, también nos hace ver que si él pudo, porque los demás no.
En momentos sociales difíciles para Colombia, el ‘niño maravilla’ manda una sonrisa a sus compatriotas y aporta esperanza en medio de tanta incertidumbre.
Es el ejemplo del colombiano de a pie, ese que, a pesar de la adversidad, se levanta sin importar que el sol aún no asoma por la ventana para salir adelante.
Porque nació, como la mayoría, en un hogar modesto y a un talento digno de los fuera de serie, le imprimió la humildad heredada y el sacrificio y la disciplina que lo llevan a coronar en tiempo récord las montañas más difíciles.
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Resiliente
Pero los héroes también tienen momentos de adversidad y a Egan le correspondió pasar los peores instantes de su carrera deportiva.
De estar en la cúspide del deporte de las bielas y los pedales, tras ganar el Tour de Francia 2019, en 2020 Egan llegó hasta pensar en ser un gregario más, porque una lesión le hizo pasar un trago amargo.
En 2020, no logró defender el Tour, porque su espalda dijo no más. Ahí entendimos que era mortal, cuando se quedaba del grupo de favoritos y sufría en Los Alpes, mientras irrumpía otra joven promesa, el esloveno Tadej Pogacar, con quien seguramente existirá una apasionante rivalidad en los siguientes años.
Le tocó empezar de ceros nuevamente, realizar ajustes en su posición sobre la bicicleta, alejarse de las competencias y concentrarse en fortalecer su parte lumbar y, lo más importante, la mental.
Pero como en sus épocas de ciclomontañista, cuando en Zipaquirá subía sin poner pie en tierra las cuestas más empinadas, persiguiendo el sueño de niño: ser ciclista profesional; Egan se mentalizó en volver más fuerte y, aunque la incertidumbre emergía, en el Giro de Italia 2021 despejó todas las dudas.
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Despejó las dudas
El pedalista de Zipaquirá tuvo una magnífica actuación, siendo muy superior las primeras dos semanas, en las que hizo la diferencia suficiente, para después apoyarse en su equipo y en su compatriota Daniel Felipe Martínez para defender con autoridad esa camiseta rosa, que se convierte en la segunda en la historia para Colombia, después de la alcanzada por Nairo Quintana en 2014.
Egan, que le debe su nombre al médico de la familia, José Bulla, aficionado a la mitología, quien vaticinó el futuro del hijo de Flor cuando aún estaba en el vientre de la madre. “Hará algo grande en la vida, y debe llamarse Egan”, que en griego antiguo significa “triunfador”, se quedó con dos etapas en el Giro 2021 y, además, se convirtió en el mejor joven de la carrera.
Conquista su segunda gran vuelta y desde ya tiene un nuevo objetivo en el horizonte, ganar la tercera, que está a la vuelta de la esquina, la Vuelta a España, donde de ganarla, entrará en un selecto grupo de ciclistas.