Italia estaba de luto ayerdespués del naufragio de un barco frente a las costas de Lampedusa en el que murieron cerca de 300 inmigrantes del Cuerno de África reavivando el debate sobre las políticas europeas de inmigración
El papa Francisco afirmó durante una visita a Asís, la ciudad de San Francisco, que “hoy es un día de lágrimas”, porque al mundo “no le importa si la gente debe huir de la esclavitud o del hambre buscando la libertad”.
Según las autoridades, el barco que se hundió el pasado jueves por la mañana frente a las costas de la pequeña isla siciliana zarpó de Libia con entre 450 y 500 inmigrantes a bordo y solo unas 150 personas fueron rescatadas vivas, lo que hace temer un balance de aproximadamente 300 muertos, entre ellos muchos niños y mujeres.
“Ya no hay más esperanzas de encontrar a otros supervivientes”, declaró un miembro de la Guardia de Finanzas.
El rescate se dificulta por el fuerte oleaje en la zona.
Los inmigrantes, en su mayoría somalíes y eritreos, salieron desde el puerto de Misrata, en la costa de Libia.