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Lunes 19 de abril de 2021 - 12:00 PM

Tensión Rusia-Estados Unidos: Cálculo estratégico de Biden

Las potencias quieren mantener su autoridad en la arena internacional y, para conseguirlo, se posicionan en conflictos internacionales como el de Ucrania. A tres meses de su llegada a la Casa Blanca, Joe Biden ya muestra sus cartas.

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Fotoilustración / VANGUARDIA
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Una amarga y peligrosa confrontación vienen librando Estados Unidos y Rusia, en varios frentes: ciberataques, retórica hostil, injerencia electoral, sanciones, expulsiones de diplomáticos, movimientos militares, Ucrania y caso Navalni.

Sin lugar a dudas, las relaciones entre las dos potencias pasan por uno de sus peores momentos desde la Guerra Fría, que terminó en la década de los 90.

Tampoco es de extrañar que sigan siendo conflictivas, con un riesgo persistente de escalada, tras la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca.

Jesús Agreda Rudenko, profesor de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, lo explica por el hecho de que Biden quiere darle un enfoque internacional diferente a Estados Unidos.

“Quiere volver a posicionarse como un líder del sistema internacional occidental y salir de ese aislamiento que se vio con el gobierno Trump”, opina el experto, quien a su juicio, “lo va a llevar necesariamente a competir con los estados que trataron de ocupar ese vacío que dejó EE.UU., China y Rusia”.

Ahora bien, también es un hecho que estas potencias no quieren perder su nueva posición y eso sin duda, va a generar algunos conflictos, apunta Agreda Rudenko.

En esa misma línea se refiere Suelen Castiblanco, docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle, al señalar que Biden quiere darle un nuevo rumbo a la política exterior de EE.UU., que se vio afectada durante el mandato de Donald Trump, y ha decidido revaluar sus relaciones con Rusia.

“Es claro que bajo la Presidencia de Biden se rompen esos cuatro años de relativa tranquilidad que han tenido los dos países, porque Trump había asumido una posición de respeto, por no decir de cercanía ideológica” con Vladimir Putin, remarca la investigadora.

Biden igualmente está tratando de demostrar un comportamiento diferente al de Trump, en cuanto a su relación con la Otan y el enfoque del conflicto de Crimea, asegura por su parte el analista internacional Diego Cardona.

La península Crimea pertenece oficialmente a Ucrania, pero desde 2014 está de facto en manos de Rusia.

La tensión en la región ha ido de menos a más. La semana pasada, miles de tropas rusas fueron desplegadas cerca de la frontera con Ucrania, en momentos en que buques de guerra estadounidenses se dirigían al Mar Negro.

Para Agreda Rudenko, los ejercicios militares y la acumulación de fuerzas rusas en la frontera ucraniana van en dirección de tantear los límites de Biden.

Sin embargo, también menciona el factor doméstico. Es decir, la situación del opositor encarcelado Alexéi Navalni, y que la popularidad de Putin ha sufrido un fuerte golpe, por lo que el Kremlin está haciendo lo posible por recuperarse.

“Las acciones contra Estados Unidos y la Otan pero sobre todo las acciones a favor de los rusos en el exterior (Ucrania en este caso) son populares en algunos círculos de la población y Putin lo está usando con ese propósito”, subraya Agreda Rudenko.

No obstante, advierte que “se genera una tensión muy peligrosa que puede, si llegase a darse un enfrentamiento más directo, poner fin a todos los acuerdos existentes, que aunque se incumplen constantemente, pueden ser una base para una futura solución pacífica del conflicto en Ucrania”.

A esto hay que sumarle que el tema de Crimea se dio con Biden como vicepresidente, apunta Cardona.

“Para él (Biden) es un tema pendiente y un tema sensible. El problema es que también lo es para los rusos, desde la época de los zares. En efecto, ellos consideran al Mar Negro como un área muy sensible”, destaca el analista internacional.

Castiblanco identifica otro elemento clave: Ucrania ha dado pasos para unirse a la Otan, y esto es visto por Rusia como una afrenta directa a su zona de influencia.

Aunque cree que Rusia y EE.UU. no pueden permitirse una confrontación abierta, primero es muy costosa, además de que la anexión rusa de Crimea ha probado ser un movimiento más político que económico, y por último, es un momento poco conveniente por la amenaza china que avanza en un proceso de expansión sin precedente alguno.

En lo que respecta a injerencia, Cardona dice que da la impresión de que Trump mismo actuó muy fuerte con China, pero muy suave con Rusia cuando las agencias de seguridad de EE.UU. denunciaron una interferencia en las pasadas elecciones.

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Publicado por Ángela Castro Ariza

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