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Bucaramanga
Jueves 19 de marzo de 2020 - 12:00 PM

Desde las ventanas del alma saludamos a nuestros viejos

Hola abuelo, cuente con nosotros.... Todo saldrá bien. Este es uno de los tantos mensajes que les han llegado a varios de los ancianos que de la Fundación Albeiro Vargas y Ángeles Custodios, en medio de este duro tiempo del COVID-19. Con el sencillo acto de hacerles una llamada, les demostramos a nuestros viejos que comprendemos su situación. Lindo ejemplo para toda la comunidad

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Don Noé Arévalo y Doña Aurora Aparicio hablan con sus familiares. La voluntaria Lilián Valderrama les ayuda.
Don Noé Arévalo y Doña Aurora Aparicio hablan con sus familiares. La voluntaria Lilián Valderrama les ayuda.

Don Noé Arévalo y Doña Aurora Aparicio hablan con sus familiares. La voluntaria Lilián Valderrama les ayuda.

Ellos cuentan con nosotros, así como desde niños contamos con ellos. Hermosa y noble labor de fraternidad, amor y solidaridad en pro de nuestros viejos. La escena fue captada en la Fundación ‘Albeiro Vargas y Ángeles Custodios’, de Ciudad Norte.
Ellos cuentan con nosotros, así como desde niños contamos con ellos. Hermosa y noble labor de fraternidad, amor y solidaridad en pro de nuestros viejos. La escena fue captada en la Fundación ‘Albeiro Vargas y Ángeles Custodios’, de Ciudad Norte.

Ellos cuentan con nosotros, así como desde niños contamos con ellos. Hermosa y noble labor de fraternidad, amor y solidaridad en pro de nuestros viejos. La escena fue captada en la Fundación ‘Albeiro Vargas y Ángeles Custodios’, de Ciudad Norte.

Nuestros ancianos recuperan el aliento cuando ven a sus familiares, así sea a la distancia. Algunos de ellos han podido saludarlos, tras asomarse a las ventanas de sus habitaciones.

Cada uno, en sus cuartos debidamente protegidos por vidrios que los aíslan de cualquier contagio, hace tiernos gestos de amor filial y fraternal.

¡Qué bellos son!

Pese a su delicada situación, dada la pandemia del COVID-19, logran transmitir el sentido de la fe y la esperanza de la vida.

Al otro lado de sus refugios están ellos, sus parientes, aquellos que sí se preocupan por la salud de quienes nos antecedieron. Levantan las manos para saludarlos, les muestran letreros con mensajes emotivos; hay uno que se lee así: “Tranquilos, todo saldrá bien”.

Algunos se toman selfies para luego enviárselas vía ‘on line’. A propósito de estos saludos virtuales, ellos están aprendiendo a maniobrar los smartphones para chatear con sus hijos y demás seres queridos. No importa que el cabello esté cenizo y sus rostros y manos se vean atiborrados de arrugas.

No les ha resultado del todo fácil la tecnología, dada su edad. Sin embargo, asesorados por las enfermeras y trabajadoras sociales que los asisten, se han conectado.

Una de ellas es Doña Aurora Aparicio, quien logró enviar ayer por primera vez en toda su vida uno de los mensajes habilitados en el WhatsApp de uno de sus nietos.

Otros, como Don Noé Arévalo, hacen videoconferencias a través de los portátiles y de los computadores de la institución.

Luego del decreto que les restringió la movilidad a las personas mayores de 70 años, dada la emergencia sanitaria por la que atravesamos, algunos hijos les han llevado serenatas a sus veteranos padres; conservando, eso sí, la debida distancia para no ‘entonarlos’ con el virus.

¡Claro! Hasta aquí la parte positiva, pues estamos hablando de los cerca de 300 ancianos que, sin ánimo de lucro, protege la Fundación de los Ángeles Custodios en Ciudad Norte.

Pero, qué será de los miles de abuelos del área metropolitana y de Santander que no cuentan con los voluntarios de este tipo de entidades solidarias.

La inquietud la plantea el gerontólogo Albeiro Vargas Romero, más conocido como el ‘Ángel del Norte’.

Él, quien dirige tres instituciones geriátricas en el área metropolitana a punta de ayudas solidarias y de la mano de profesional médico voluntario, está muy preocupado por el futuro de la tercera edad en Bucaramanga, tras la llegada del COVID-19.

Porque, según argumenta Vargas Romero, “nuestros ancianos, además de ser los más frágiles y vulnerables en medio de esta pandemia, también son los más sensibles y los que están más abandonados por la sociedad y por el gobierno”.

La verdad es que el tema no es sólo de tener los medicamentos a la mano o de no exponerlos innecesariamente a posibles contagios. La idea es que ellos no pueden seguir en el ‘Cuarto de San Alejo’, abandonados a su suerte; menos con esta pandemia que les pisa los talones cada día que pasa.

“Hay muchas personas indolentes que se olvidan de sus familiares viejos. Algunos incluso los dejan en los asilos y no regresan a verlos. Cómo será ahora que tienen en el Coronavirus otra ‘excusa absurda’ para seguir en esa ola de indiferencia y desidia”, agrega Vargas Romero.

“Este es un momento en el que podemos volver a las formas antiguas de comunicación con los adultos mayores. Esto significa que debemos hacer uso de las llamadas telefónicas con mayor frecuencia”, recomienda.

Además, él insta a los nietos a que hagan videoconferencias y compartan fotografías a través de las redes sociales, para que puedan mantenerse en contacto con sus familiares y ellos no se sientan aislados o desconectados del mundo. Ojo, porque de no hacerlo, la tristeza en los adultos mayores será más contagiosa que la misma pandemia”.

“La vida sigue y debemos mantener activos a los adultos mayores que viven en las instituciones o en nuestras casas”, agrega.

“No es para preocuparlos, al contrario debemos es mantener a los adultos mayores activos para que la sangre de sus cuerpos fluya y se sientan vivos”, recomienda.

“Se pueden hacer las actividades de la vida diaria, realizar caminatas por los pasillos o por las habitaciones. Que puedan colorear, llenar sopas de letras, escuchar música, orar, ver televisión, en fin, hacer cosas sencillas que los harán sentir bien”.

Obviamente todos, tanto los directores de las instituciones y todo el personal que trabaja en los hogares de adultos mayores, así como los que tienen a sus abuelos en sus casas, deben seguir las recomendaciones de las autoridades, como lavarse las manos cada dos horas y practicar un prudente distanciamiento social.

Además de esto, debe haber suficientes suministros, entiéndase alimentos y medicamentos en la institución, que puedan durar al menos un mes.

“El tema es más delicado si su familiar, adulto mayor, tiene problemas de salud subyacentes graves. Si es así, debe pensar dos veces antes de exponerlo a graves riesgos”, puntualiza el ‘Ángel del Norte’.

Nota de la Redacción: No podemos dejar de aplaudir a todas las personas que realizan la noble labor de cuidar de los ancianos en todos los ambientes, sea en sus hogares, casas de retiros u hospitales. ¡Dios los bendiga!

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Publicado por Euclides Kilô Ardila

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