martes 21 de noviembre de 2023 - 7:40 PM

Américo Montanini, una vida llena de goles, gambetas, buen fútbol y caballerosidad

José Américo Montanini, el jugador más emblemático del Atlético Bucaramanga y quien nunca, ni siquiera en los momentos más adversos, dejó de asistir al estadio o a los entrenamientos para apoyar al equipo de sus amores, ahora integra el equipo celestial del ‘Leopardo’ y le hablará al oído a Dios para que llegue la ansiada estrella de campeón.
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Cuando José Américo Montanini debutó el 16 de septiembre de 1956 con el Atlético Bucaramanga, con algunos kilos de más por la inactividad, y en un partido que se desarrolló en plena Feria de Bucaramanga, de la tribuna le gritaron “lleven a esa vaca para la feria”.

Américo Montanini, una vida llena de goles, gambetas, buen fútbol y caballerosidad

Él, todo un caballero y que siempre guardaba una sonrisa a flor de piel, no lo tomó a mal, de hecho, a la ‘Ciudad Bonita’ arribó sin ritmo de competencia porque en su natal Argentina, cuando jugaba para el poderoso River Plate, le rompieron el quinto disco lumbar en un cotejo contra Newell’s Old Boys del Rosario, que lo alejó un tiempo de las canchas.

Pero Américo era de esos pocos jugadores que fue tocado por los ‘Dioses del Fútbol’ para entregarle un talento excepcional, además de que como buen argentino poseía mucha garra, virtudes con las que compensó el no estar al 100% desde lo físico.

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Un par de minutos después del suceso con el aficionado, ‘La Bordadora’, remoquete que le puso el locutor y periodista Carlos Arturo Rueda C, emprendió carrera hacia la portería un par de metros adelante de la mitad del campo; protegió el balón como una leona a sus crías y antes de pisar el área dejó regados a varios rivales, sin que la pelota se le escapara un centímetro de la pierna derecha. Ya en su hábitat natural, el área, definió con un golpe sutil para convertir el empate 1-1 de Bucaramanga contra Deportes Tolima.

Américo Montanini, una vida llena de goles, gambetas, buen fútbol y caballerosidad

El máximo escenario deportivo de los santandereanos, que estaba colmado de aficionados debido a que por esa época el fútbol era creatividad, ingenio y poesía, explotó en júbilo por la anotación, sin entender que era testigo del bautismo goleador de un coloso.

Así fue el estreno del mejor futbolista del equipo ‘Leopardo’ en toda la historia y desde entonces nunca se cansó de anotar goles con una divisa y una ciudad que le quedaron tatuadas en la piel.

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Sus inicios fueron en el River Plate de Argentina de muy niño. El entrenador Carlos Peucelle lo vio gambetear con el desparpajo que solo tienen los ‘cracks’ a los ‘pibes’ de su edad y no dudó en acercarlo al equipo ‘Millonario’, club en el que depuró su técnica.

Técnica que, por ejemplo, le valió la comparación con su paisano Lionel Messi de un de sus compañeros de la época, Álvaro ‘El Pipa’ Solarte Lucumí (QEPD), quien le contó a esta redacción que “Américo, para los que no lo vieron, era lo más parecido a Lionel Messi, tomaba el balón en la mitad de la cancha y después nadie se lo quitaba”.

Américo Montanini, una vida llena de goles, gambetas, buen fútbol y caballerosidad

Alguna vez Hernán Peláez, reconocido periodista colombiano, sostuvo que era tan enorme el talento de Montanini, que después de tanto tiempo sin jugar logró acomodarse al fútbol colombiano y lo hizo con una manera única y particular para manejar la pelota.

“Era un mago con el balón, además de gol, era un organizador nato”.

Cuando se habla de Américo, también fanático de las cartas, las pastas y el billar, entre otros pasatiempos que tuvo, es imposible regresar a ese tiempo de antaño, que con alegría nos hicieron revivir nuestros abuelos, de cuando el ‘10’ marcó 135 goles con el Bucaramanga, convirtiéndose en el máximo goleador de una institución a la que con un séquito de jugadores como Hermán ‘El Cuca’ Aceros, Marcos Coll, Miguel Ángel Zazzini, Roberto Janiot, Hugo Scrimaglia, Álvaro Solarte y Eugenio Casali, entre otros, consiguió dos terceros lugares, en 1958 y 1960.

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A ese tiempo de antaño en el que conformó una linda familia con el amor de su vida, doña Gloria, y los tres mejores goles de su carrera: sus hijas Claudia, Marta y Gloria Isabel.

A ese tiempo de antaño en que Bucaramanga era protagonista y con sus mágicas jugadas despertaba la pasión de la afición.

También, quienes tuvieron la fortuna de verlo jugar lamentan que no existan registros fílmicos de aquellas tardes en las que su talento deslumbraba a propios y extraños en los diferentes estadios del balompié nacional, en el que representó principalmente al Bucaramanga, pero también al América de Cali.

Paz en la tumba del ídolo máximo de la afición ‘amarilla’, que seguramente desde el cielo le dará una mano a su querido equipo ‘Leopardo’.

Un hincha muy fiel

“No me pierdo ningún partido ni me lo perderé hasta que Dios diga. Soy hincha a morir del Atlético”, la frase, para el desprevenido lector, le cabe a cualquier aficionado del cuadro ‘Leopardo’, pero pertenece al más grande de todo los tiempos, José Américo Montanini.

Américo Montanini, una vida llena de goles, gambetas, buen fútbol y caballerosidad

Y es que don Américo, además de convertirse en el más destacado futbolista del elenco ‘amarillo’, se caracterizó por tener un amor por el equipo a prueba de todo.

Lo respaldó a punta de gambetas y goles en la década del 50 y 60 y después siempre tuvo que ver con el cuadro bumangués, ya sea como asistente técnico o entrenador del equipo profesional, como director técnico de las divisiones menores o como fanático, porque después de colgar los guayos y el saco de DT, se transformó en el hincha más fiel, que no se perdía encuentro del equipo y, por si fuera poco, era habitual encontrarlo en los entrenamientos.

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Precisamente, si en sus épocas de juventud gambeteaba a los rivales más feroces, que salían con todo a frenar su accionar, ya entrado en años hacía las maromas que fueran necesarias para apoyar a su equipo.

Porque aunque la artrosis de rodilla le pasaba factura, se las ingeniaba para asistir y burlar las escaleras del estadio Alfonso López, que se convertían en un tormento para sus articulaciones.Era tal su amor por el equipo, que no se le escuchaba una crítica pública.

Américo Montanini, una vida llena de goles, gambetas, buen fútbol y caballerosidad

En alguna ocasión, observé un partido cerca de él; el Atlético no jugaba bien y en varias ocasiones hizo críticas del desempeño del equipo con su acompañante.

Al final del juego, lo abordé, le pregunté por las falencias del cuadro búcaro y en ningún momento expresó el mal juego, todo lo contrario, tuvo palabras constructivas y de esperanza para el siguiente partido.

Esa fue una de las tantas características de don Américo, un señor a todo honor, que dejó un legado de buen fútbol, pero también de caballerosidad y buenos principios y valores, esos que tanto se extrañan por estas épocas.

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Comunicador social y periodista egresado de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro de Vanguardia desde 2010, hace parte de deportes impresos. Desde que llegué cubrí deportes y siempre ha sido mi gran pasión.

Nominaciones: ganador de dos premios Luis Enrique Figueroa en 2012 con una crónica 90 minutos de libertad y 2019 con el cumpleaños 70 del Atlético Bucaramanga.

@nestorgoal

ngonzalez@vanguardia.com

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