Las tareas que tiene la economía santandereana para crecer son reducir la informalidad, articular a los sectores, bajar la pobreza, contener la inflación y aumentar sus exportaciones agroindustriales.
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) reveló la semana pasada el crecimiento del PIB de 2021, que se ubicó en 10,6%, frente a la drástica caída de la economía colombiana en el 2020 con un -7%.
Estas cifras nacionales hacen parte de la consolidación de todas las ramas de la actividad económica y de los departamentos. Por eso, Vanguardia habló con una líder gremial y dos académicas sobre estos datos.
Sectores y demanda
María Juliana Remolina, gerente de la Andi Santander y magíster en Negocios Internacionales de la Universidad París-Dauphine, precisa que el buen dinamismo de todos los sectores se destacó al finalizar el 2021 por el crecimiento actividades artísticas, de entretenimiento y recreación (31,6%), comercio, transporte, alojamiento y servicios de comida (21,2%), información y comunicaciones (18,1%) e industria manufacturera (11,7%).
En cuanto a la demanda, Remolina puntualiza que se resalta el dinamismo de las exportaciones (30,5%), el gasto de los hogares (13,7%) y el gasto del gobierno (11,9%). La formación bruta de capital por su parte, creció 6,6%. Eso explica por los días sin IVA, la mayor demanda de fin de año y una mayor movilidad.
Remolina recoge la posición del gremio en las siguientes palabras: “Esto es el resultado del trabajo articulado, de todas las medidas que promovieron la reactivación económica, del apoyo al sector empresarial y de la vacunación masiva”.
Santander
¿Cómo se ubica Santander ante este panorama nacional? Isabel Cristina Rincón Rodríguez, decana de la Facultad de Ciencias Económicas, Administrativas y Contables de la Universidad de Santander, puntualiza que el aporte de Santander al PIB nacional está por el orden del 7%, que se destaca por el sector comercio.
“Somos una región de comerciantes y de servicios, por eso se importa más de lo que se exporta”.
Ante este panorama, la decana sostiene que el departamento tiene unos retos, el primero de ellos es trabajar en la reducción de la informalidad, porque la región tiene una alta tasa tanto de empleados como de empresas sin formalizar, superior al 60%, que eluden los temas tributarios.
Una segunda tarea es consolidar el trabajo articulado entre empresarios, sector público y academia, con la finalidad de potenciar el PIB regional que desde hace 10 años no crece por encima del 3% y el ideal es llegar a un crecimiento del 5% anual.
La tercera tarea es fortalecer la vocación agroindustrial de Santander en sus exportaciones, por eso deben buscar más estrategias para acompañar los clúster y las pymes, que conforman el 98% del tejido empresarial santandereano.
Yudy Adriana Gamboa, economista, magíster en Economía Internacional y del Desarrollo, y docente de la Unab, precisa que, a pesar de que no se han publicado las cifras del PIB por departamentos, se espera que la dinámica nacional sea similar en las regiones.
Menciona otros retos como la recuperación del empleo. “Vimos que en el 2021 hubo crecimiento de la economía, pero esto no pasó de igual manera en el mercado laboral, no hubo una recuperación completa del empleo”.
Otra tarea que tiene Santander es bajar la inflación, que está por encima del promedio nacional. “La inflación golpea a los más pobres y Santander tiene uno de los altos índices de pobreza monetaria del país”.
La economista considera que el crecimiento del PIB no se vio reflejado en el empleo, ni en las condiciones de vida de los ciudadanos, que están expuestos al desempleo, la desigualdad y más pobreza.
“Santander tiene más tareas en sus indicadores de competitividad e innovación, que a pesar de que está en las primeras posiciones sus puntajes no son tan buenos como debería. Por ejemplo, en innovación estábamos entre los primeros ahora somos el sexto; en competitividad tenemos un puntaje de 6,4 sobre 10. Esto es un llamado a los gobiernos locales para que actúen”.
