No acaban los santandereanos de reponerse del impacto profundo que deja en el ánimo una noticia trágica cuyos protagonistas...
Un sueño que tejió el amor
Para Sandra Del Río Eslava, una joven de 32 años, el amor por el trabajo es, quizás, la mejor herencia que pudo dejarle su abuela, una señora que, ni a sus 90 años, se quedó quieta. Por eso, cuando a su vida se presentó una oportunidad de negocio encarnada en pequeño ‘error de cantidad’, no dudó en aprovecharla.
“Yo quería mandar a hacer una blusa con mi modista. Mi novio y yo fuimos a comprar la tela, y cuando fuimos a entregársela, ella nos dijo que la cantidad era demasiada y que de ahí podían salir hasta tres prendas”, relató Sandra.
Julián Flórez Rosales, quien para esa época era su novio y hoy es su esposo, sugirió que las blusas que sobraban se podrían vender entre algunas familiares o amigas y con esto podrían ganar un poco de dinero, que para esa época hacía mucha falta en sus vidas.
“Nosotros teníamos la necesidad de generar un ingreso para comprar nuestras ‘cositas’. Ahorita se habla mucho del emprendimiento, pero cuando yo inicié, lo conocíamos como ‘rebusque’, que es algo que siempre ha existido en las personas que tienen la iniciativa de superarse”, expresó Sandra.
Y así fue. Aunque eran pocas blusas, lograron venderlas todas y el estilo gustó, lo que los animó a seguir haciendo más. Vendían en sus respectivas universidades, a sus familiares, amigas y conocidas. De tres, pasaron a diez, luego a veinte y cada vez era mas. Empezaron a publicar sus productos en redes sociales y, sin darse cuenta, habían creado una marca.
Del garaje a las
grandes tiendas
Debido al crecimiento que empezaron a tener y a que sus productos llegaban cada vez a más personas, Sandra decidió pedirle prestado a su abuela un garaje que tenía desocupado para guardar y exhibir su mercancía.
“Mi abuela me entregó las llaves y para mí el lugar era espectacular, pero no dejaba de ser un garaje, necesita ‘el toque’. Yo llamé a Julián, quien es muy creativo, empezamos a acomodar, decorar y a construir la imagen”, expresó Sandra.
En ese momento, la mercancía no alcanzaba para llenar el lugar, pues eran pocas las prendas que, en un principio se vendían. Sin embargo, el tiempo demostraría que las paredes de ese garaje, serían muy pequeñas como para contener la magnitud de este proyecto que, con amor y pasión, crecía de forma desmedida.
Desde ese momento, esta pareja de jóvenes no han parado de trabajar y ‘guerrearla’ por sus sueños y metas. Es así como hoy, cuentan con dos grandes tiendas, una en Cabecera del Llano, y la otra en Cañaveral. Además, hace poco crearon “Federica by Bamba”, una línea de solo camisetas.
De esta manera, después de 12 años de mucho trabajo y esfuerzo, Bamba se posiciona como una de las marcas más importantes y reconocidas de Bucaramanga. Reconocimiento que se han ganado a pulso, no solo por la calidad y la originalidad de sus diseños, sino porque han sabido mejorar, adaptarse y reinventarse.
“Nosotros nos enfocamos en darle plus a la marca, innovar y diferenciarnos de otras. Actualmente me capacité para hacer talleres sobre la imagen personal con las clientas. Aparte de enseñarlas a vestir, también manejamos el tema de amor propio, empoderamiento y tips sobre cómo usar y combinar la ropa”, dijo Sandra.
Para esta administradora de empresas, que de forma empírica se convirtió en diseñadora de modas, la pasión no es suficiente, siempre hay que capacitarse y formarse para ser mejor. En Bamba se estudian las tendencias, se consultan a aquellas marcas que ‘mandan la parada’ y son referentes en la moda, pero también se investiga sobre las dinámicas del mercado y consumo.
“Sabemos que ahorita está en auge el tema de los influenciadores, pero para nosotros es más importante darle protagonismo a las personas que facturan en la tienda, es como una forma de retribuirles eso, porque hay clientes que te siguen desde el primer día”, señaló Sandra.
Es así, como cada aniversario, en donde se celebra la apertura del garaje, las protagonistas son las cincuenta clientas principales. Aquí se hace una celebración de cumpleaños con ‘todas las de la ley’, se parte una torta y se rifan premios.
También se incursionó con el ‘Bambamóvil’, el ya conocido carro rosado que transita por la ciudad, y que quien lo vea y le tome una foto, podrá tener descuentos y reclamar un obsequio.
“Nosotros no vendemos simplemente productos, hacemos que las clientas tengan experiencias”, expresó Sandra.
“Hecho con amor...”
Como lo dice el mismo eslogan de la tienda, en Bamba todo está hecho con amor, esa ha sido la consigna con la que han trabajado desde el principio.
Incluso, el mismo nombre es una apología al romanticismo, esa sensación que experimenta el ser humano cuando está enamorado. Así como Julián y Sandra lo estaban hace doce años, y hoy, siendo esposos, dan fe de que el sentimiento no ha cambiado.
“Cuando te pones la mano en el corazón y empiezas a sentir sus latidos, suenan como ‘bam bam’. Por eso le pusimos así, y por eso el logo es un corazón. Nosotros no mentimos cuando aquí lo que prima es el amor, no solo porque el negocio empezó con una pareja de novios que siguieron un objetivo y han trabajado por ese sueño juntos, sino porque aquí la ropa está hecha con el amor con el que cada trabajadora se levanta todos los días a ‘guerrearla’ por sus hijos y sus metas”, dijo Sandra.
Por eso, la modista que inició con ellos es la que se encuentra encargada de la fábrica, en donde trabajan sus hermanas y mujeres que son cabeza hogar. También, se les da la oportunidad a jóvenes de trabajar y estudiar, así como ellos lo hicieron en su momento.
Fue así como estos jóvenes lograron demostrar que para emprender y alcanzar nuestros objetivos, solo necesita pasión, disciplina, trabajo, pero sobre todo, mucho amor. Pues, gracias a esos $200 mil pesos que lograron juntar para iniciar con unas pocas blusas, hoy tienen un negocio consolidado y posicionado, que así, como en aquel garaje, advierte con salir y crecer cada vez más.