Bolivia elige de nuEvo
Bolivia elige este domingo entre el continuismo y la transición.
Evo Morales, el hombre que más tiempo ha gobernado Bolivia, 13 años, aspira a repetir por cuarta vez en el cargo.
Si las proyecciones no fallan, Morales se alzará con el triunfo, con una intención de voto que oscila entre el 35 y el 37%. Pero no sería en primera vuelta, pues no alcanzaría la mayoría necesaria, y se vería forzado a enfrentarse en el balotaje al expresidente Carlos Mesa, a quien supera por 10 puntos de diferencia.
Sin embargo, cualquier cosa puede pasar en segunda vuelta, y no se descarta que los partidos opositores se unan en bloque para arrebatarle la reelección al exlíder cocalero de 59 años.
En este contexto, uno de los mayores temores entre la población boliviana es que un cuarto mandato de Morales convierta al país en una especie de dictadura electa más represiva, que se prolongaría hasta 2025.
Por ello, no es de extrañar que sean precisamente los que lo encumbraron, quienes terminen por quitarle el poder y se produzca una renovación democrática.
Hay un proceso de desgaste y de pérdida de confianza de la ciudadanía en torno a su figura, por cuenta de hechos de corrupción, presunto abuso de poder y su empeño en seguir gobernando más allá de la palabra escrita de la Constitución, la cual reformó en 2015 para servir a sus propósitos, e incluso llegó a desconocer un referendo en 2016 que le dijo no a otra reelección.
Aunque tampoco hay que desconocer que Morales tiene a su favor un significativo avance económico, lo que trajo bonanza al país, apalancado por los altos precios mundiales de las materias primas durante los primeros años de su mandato.
El FMI proyecta que Bolivia crecerá 4% en 2019, y 3.9% en 2020, la nación de mayor crecimiento del continente. Esto, combinado con una baja tasa de desempleo (la tercera de América Latina), augura estabilidad financiera para el aparato del Estado.
Eduardo Vior, analista internacional, destaca en ese sentido, que Evo Morales ha tenido un rendimiento incomparable a lo largo de sus 13 años de gobierno.
En esa línea, argumenta que Bolivia es el país que más crece en América Latina, que más ha reducido la pobreza y la desigualdad; que más ha aumentado las tasas educativas, y que por si fuera poco, está empezado a industrializar su economía a través de la producción de gas y de litio.
No obstante, Vior también reconoce que tantos años en el poder produce cierto desgaste, aunque en su opinión, es una cuestión que cada país debe regular por sí mismo.
“Lo importante es la obra de esa persona en el cargo y segundo, que sepa renovarse para mantenerse siempre viva y nueva en el cargo”, insiste el analista argentino.
Deterioro democrático
Para Julián Escobar, investigador de la Universidad Piloto de Colombia, “sin llegar a consolidarse como una dictadura, las reelecciones sucesivas implican un deterioro de sistemas institucionales de control democrático”.
En el caso boliviano, explica que las reelecciones sucesivas de Morales, las cuales han estado acompañadas de promesas incumplidas en torno a no presentarse a nuevos comicios, “han llevado a un desgaste muy fuerte en términos de la posición democrática del presidente”.
De hecho, menciona que esta última reelección está signada por una muy controversial sentencia del Tribunal Constitucional Plurinacional de Bolivia, que alegó que el derecho de Evo Morales a presentarse a una nueva reelección era un derecho fundamental, a pesar de que el referendo de 2016 había dado como ganador a la opción por el no.
Igualmente Escobar ve que este desgaste, eventualmente, hace posible que también se abra la posibilidad de cambios de poder.
En lo que respecta al tema económico, resalta que Bolivia es una de las economías de mayor crecimiento en la región, “y ha combinado con relativo éxito el capitalismo basado en la explotación agroindustrial, la extracción minera, el desarrollo de economías comunitarias y la estatización de ciertos sectores productivos”.
Gane quien gane, es poco probable que haya grandes alteraciones al modelo económico, considera el investigador universitario, aunque dice que es probable en el caso de una victoria del opositor Mesa, se transite hacia una economía más orientada hacia el mercado.
De otro lado, observa que en todo proceso de posibles transiciones políticas, lograr la mayoría parlamentaria facilita el desarrollo de los gobiernos, pero en regímenes políticos latinoamericanos, y en especial con tanto poder acumulado por parte de la Presidencia como la boliviana, es poco probable que la mayoría parlamentaria sea determinante.
En cambio, estima que el apoyo de los diferentes grupos y movimientos sociales será vital para garantizar la gobernabilidad.
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Legitimidad en juego
La posibilidad de reelección de Evo Morales es ambivalente, porque por un lado tiene más chance de ser elegido en caso de ser en primera vuelta, pero también en segunda vuelta se le complica más el panorama por esta idea de “todos contra Morales”, describe Mauricio Jaramillo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.
Escuche la entrevista con Mauricio Jaramillo, analista en política internacional
Sentencia además, que si logra un nuevo mandato, Morales llega muy comprometido en términos de legitimidad por la forma en que obtuvo su candidatura, en el sentido de haber desconocido la consulta popular de 2018, lo cual le resta mucha credibilidad.
“Se ve como una candidatura impuesta a la fuerza “, sostiene el analista de política internacional, quien advierte que será el mandato con mayor debilidad del presidente Morales desde 2006.
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Periodista de Vanguardia desde 1996. Egresada de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Editora de la sección de Tendencias y Vanguardia Kids. Editora nocturna.
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