De capa caída
Argentina se enfrenta a una “Macrisis”. El término, que agrupa las palabras Macri y crisis en una sola, ha sido acuñado para describir la situación actual del país: inflación, devaluación, despidos, pedido de préstamos al Fondo Monetario Internacional (FMI), riesgo país e incertidumbre generalizada.
El empresario Mauricio Macri, que llegó a la Casa Rosada en diciembre de 2015 con la promesa de derrotar definitivamente la inflación, se ve ahora acorralado por ella.
Cada incremento en los precios de los productos básicos, (en marzo pasado la inflación alcanzó el 4,7% y el promedio anual se estima en 54%), ha socavado el prestigio político del presidente, Mauricio Macri, y añade incertidumbre al resultado de las elecciones del próximo octubre.
Por eso, la temida palabra “corralito” se extiende en la mente y los bolsillos de los argentinos, hartos de los vaivenes del peso, en un país que teme estar reviviendo los fantasmas del pasado por cuenta del desbarajuste económico heredado de gobiernos anteriores.
Los pronósticos no pintan nada bien. Hay quienes aseguran que podría estallar una crisis financiera, o estallar una crisis social, o ambas. Es más, comparan la situación actual del país con la hiperinflación que se registró entre 1989 y 1990 y el estallido social de finales de 2001 que terminó con el gobierno del radical Fernando de la Rúa.
Pese a que el mandatario argentino, quien ha insistido en que no hay soluciones mágicas a la crisis económica, ha intentado toda suerte de recetas para superar los indicadores en rojo, y está haciendo todo lo posible para asegurarse de que su Presidencia y su economía no sufran el mismo terrible destino que sus antecesores.
Entre las medidas más recientes, anunciadas este mes por Macri para detener la inflación récord y reactivar el consumo, se destacan el control de precios y congelamiento de 60 productos esenciales de la canasta básica mantengan sus precios durante al menos seis meses.
Pero las críticas no tardaron en llegar, y algunos las calificaron como “populistas”, que se asocian con el kirchnerismo y que son un “paliativo preelectoral” para allanar su camino a la reelección, de cara a las elecciones previstas en octubre de este año.
“Catástrofe absoluta”
La situación actual, advierte Eduardo Vior, analista internacional argentino, es de “catástrofe absoluta”.
Se remonta al plan económico instaurado a partir de 2015, que se basa fundamentalmente en la libre salida de capitales y en la flotación del dólar, “eso en un país que esta acostumbrado a grandes procesos inflacionarios, significa una carta blanca para los capitales especulativos para que entraran al país aprovechando las altas tasas del bono del Tesoro”.
Lo que vino después, es que para financiar el sistema especulativo, el país se vio obligado a pedir créditos ante el FMI hasta marzo de 2018, detalla el experto.
En consecuencia, Argentina se endeudó en tres años y medio en 150 mil millones de dólares.
“De ese modo se destruyó la industria nacional, aumentó la desocupación y la deuda pública externa y se sigue permitiendo la salida de capitales, por lo tanto no hay dinero que alcance”, afirma Vior.
La perspectiva cerca de Argentina, es la de “default”, observa el profesor de Historia, magister en Ciencia Política y doctor en Ciencias Sociales. Es decir, la imposibilidad de pagar sus deudas, porque a partir de 2020 y 2021, el país tendrá que pagar al FMI los 150 mil millones de dólares.
Víctima del neoliberalismo
Por su parte, Jaime Rendón, docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle, evalúa que Argentina no ha logrado estabilizar su economía, fundamentalmente porque ha sido víctima del neoliberalismo, recordando que después de Chile se convirtió en país modelo de reformas estructurales que condujeron a privilegiar el mercado.
Reformas que, a su juicio, se tradujeron en un fuerte proceso de privatización de empresas estatales y en sectores como educación, salud, pensiones, puertos vías y aeropuertos, de la mano de un aumento de los impuestos a las personas y no a las empresas.
De allí que muchos expertos coincidan en que ningún país de América Latina es tan complejo como en Argentina sacar adelante reformas impopulares.
El experto señala que los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner intentaron cambiar el modelo y parar las reformas estructurales, pero Macri empieza a reversarlas, con el fin de que el Estado tenga mayor participación en la economía, lo que hace que la gente salga a las calles y el país vuelve a entrar en inestabilidad.
En su opinión, hay una marcada crisis de confianza que hunde el peso argentino y que genera de paso, una inestabilidad en los precios de los productos de la canasta familiar.
Sumado a ello, la imagen negativa atraviesa el presidente Macri, el descontento político y malestar social, por lo que asegura Rendón, que lo más probable es que el péndulo vuelve a dirigirse hacia la izquierda con la expresidenta Crisitina Kirchner.
Aunque no hay que olvidar que la exmandataria, en un mes debería estar sentada en un banquillo ante un tribunal, afrontando cargos por corrupción.
Vior, quien admite que el gobierno de Macri está completamente desprestigiado.
“En este momento según las encuestas, Macri tiene el apoyo del 25% a 27% de la población entre los cuales están en una pésima situación económica, pero lo siguen apoyando por el odio ideológico fomentado por el gobierno hacia los sectores populares, hacia el partido Justicialista y hacia la posibilidad de que vuelva el gobierno de Cristiana Kirchner”, dice Vior.
Como si fuera poco, se lamenta que el gobierno de Macri favorezca el odio de clases y cultural, la xenofobia contra los extranjeros, incluidos los colombianos.
“Todo eso lo percibe la población, que tiene una gran desazón”, resalta el analista argentino.
Lo que tiene la oposición, agrega Vior, es que se está uniendo en este momento, parece que se puede llegar a constituir un gran frente nacional, y que mas allá de las diferencias ideológicas, políticas y personales, pueda presentar una alternativa de poder al gobierno de Macri.
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Periodista de Vanguardia desde 1996. Egresada de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Editora de la sección de Tendencias y Vanguardia Kids. Editora nocturna.
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