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Martes 14 de mayo de 2019 - 12:00 PM

Libia no encuentra su camino

El vacío de poder en Libia desde la intervención occidental en 2011 ha dado pie a un conflicto interno entre milicias que se enfrentan por el control del país. La era pos Gadafi, antes que estabilidad y paz, ha traído caos y guerra.

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Tras la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011, Libia no acaba de encontrar su camino hacia la estabilidad.

La construcción de una nueva Libia, próspera, pacífica y democrática, luego del derrocamiento y la muerte de Gadafi a manos de las milicias de Misrata, inspirados por los movimientos sociales de la “Primavera Árabe”, se diluye en medio de rivalidades territoriales y tribales.

A partir de junio de 2014, este país del norte de África comenzó a transitar hacia un estado fallido, debido al escalamiento entre facciones pese a elecciones parlamentarias que dieron lugar a una situación de “dos gobiernos”.

Mientras en el este sesiona un Parlamento elegido por el pueblo y apoyado por el Ejército Nacional Libio (ENL) comandado por Jalifa Hafter, en occidente, en la capital Trípoli, está asentando el Gobierno de Unidad Nacional, presidido por el primer ministro Fayez al Sarraj, quien es reconocido como legítimo por la ONU y Occidente.

Hafter, conocido como el “Mariscal”, controla cerca del 70% del país. En tanto, Al Sarraj apenas domina la capita y ciertas áreas en las zonas montañosas del noroeste.

Los combates se han recrudecido, desde el pasado 4 de abril, cuando Hafter se lanzó a la conquista de Trípoli, según él para “liberarla de terroristas”. La ofensiva se ha saldado hasta el momento con 432 muertos, 2.069 heridos y más de 50.000 desplazados.

Si vence, lo más seguro es que el “Mariscal” ocupe el lugar dejado por el coronel Gadafi, ‘exhombre fuerte’ que gobernó durante 42 años este país del Magreb.

En este contexto, la perspectiva de la reconciliación nacional se ve muy lejana. En resumen, Libia simplemente se está desintegrando en líneas divisorias tribales e intereses contradictorios.

A todo este escenario de guerra se suma que Libia se convirtió en tierra fértil para los traficantes de personas, quienes lanzan a miles de migrantes, muchos de los cuales mueren en el camino, a las aguas del Mediterráneo en su intento por llegar a Europa.

Al hacer una descripción de la situación actual en Libia, José Angel Hernández, doctor en Historia Contemporánea y director de la Maestría de Historia Contemporánea de la Universidad Sergio Arboleda, explica que es evidente que es un país en el que el componente tribal ha condicionado todo.

El docente universitario recuerda que en la época de Gadafi, el exdictador consiguió un equilibrio entre todas las tribus para mantener ese gobierno islámico durante su mandato.

Aunque aclara que fueron las tribus las que finalmente lo tumbaron con la ayuda de Occidente.

En Libia existen unas 140 tribus, diferentes entre sí y sin identidades compartidas.

Nuevo dictador

Hernández describe a Hafter como un antiguo general de las tropas de Gadafi y purgado por el mismo exdictador libio, que terminó exiliado en Estados Unidos bajo el patrocinio de la CIA.

“Volvió (al país) para comandar la lucha en contra de Gadafi, y en un principio no se pensó que fuera un personaje que podría cambiar hacia un lado u otro, la guerra civil en Libia”, subraya.

Sin embargo, agrega, que no solo consiguió acabar en la ciudad de Bengasi con una especie de república islámica, lo cual le dio bastante popularidad, sino que, además, decidió atacar ahora Tripolí. Y si se toma finalmente la capital del país, lo más seguro es que se convertirá en el nuevo dictador de Libia, dice.

Desde de su punto de vista, Hafter, quien cuenta con el apoyo de Egipto, Emiratos Árabes y Francia, “podría unir bajo la fuerza y con negociaciones, a todas las tribus de Libia al estilo de lo que hizo Gadafi en su momento, acabaría con la guerra civil de las distintas facciones”.

En definitiva, el “Mariscal” podría ser el que una bajo una dictadura y no democracia a todas las tribus libias, “con el palo y la zanahoria”.

Víctor de Currea-Lugo, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, estima que la seguridad sigue siendo la mayor preocupación en Libia.

Citando al activista Reda Emjawer, fundador de la organización Libia para el Diálogo y la Reconciliación, el experto en conflicto sostiene que el mayor logro de Gadafi fue garantizar la seguridad y la estabilidad, y por eso mucha gente lo extraña hoy. “Las esperanzas que nacieron hace ocho años siguen todavía sin tener una respuesta”, resalta.

Igualmente De Currea-Lugo se refiere a que el Estado Islámico no logró consolidar un territorio a pesar que algunos de sus aliados (entre ellos, Ansar Al-Sharia) sigue teniendo presencia en este enclave mediterráneo.

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Publicado por Ángela Castro Ariza

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