Era el primer partido del Atalanta en los octavos de final de la “Champions”. Por eso el 4-1 sobre el Valencia en el mítico Giuseppe Meazza de Milán fue una “noche maravillosa” para los miles de hinchas que viajaron desde Bérgamo para ver al equipo de sus amores.
Pero aquel soñado 19 de febrero, se convertiría luego en una “bomba biológica”; como la que también asolaría España luego de los partidos de fútbol y manifestaciones políticas del 8 de marzo.
En abril, el gobernador del Estado brasileño de Santa Catarina siguiendo la directriz de Bolsonaro de reactivar la economía, permitió la reapertura del Centro Comercial de la ciudad de Blumenau. Días después que niños, adultos y ancianos se agolparan para desfilar por un tapete rojo a la entrada del shopping y recibir los aplausos de sus empleados; esta ciudad de migrantes alemanes, se convertiría en la segunda con más enfermos de COVID detrás de la capital Florianopolis.
La experiencia internacional demuestra que incentivar aglomeraciones conduce a una mortífera inflexión en el comportamiento del virus. Y por ignorar esta realidad es de esperar que la pandemia se acelere en Colombia luego del “Covid Friday”. Así mismo, inquietan los anuncios del Presidente no solo de nuevos días sin IVA, sino de Amor y Amistad y hasta Halloween con COVID. Difícil que el país “arranque” como quiere el gobierno, sin políticas serias de protección social y con un sistema de salud en cuidados intensivos, pues podemos terminar como Chile que hoy tiene más contagiados que España.
El pasado 19 de marzo este gobierno “hipotecado” pareció iniciar una estrategia no declarada de dejar que la gente se contagie; actitud condenable a la luz de la justicia social porque quienes dicen que el país no puede parar son los mismos que permanecerán confortablemente protegidos en sus casas.
Las “rebajas” del Covid Friday pueden salirle caras a la sociedad colombiana y esa tragedia anunciada pesará sobre el gobierno Duque por jugar con la vida de la gente en nombre del consumo suntuario.
