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opinion/columnistas/alexander arciniegas
Miércoles 17 de junio de 2020 - 12:00 PM

Otro mundo es urgente

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Muchos Estados y poderosos grupos privados han aprovechado la incertidumbre mundial para impulsar medidas egoístas, que solo profundizarán los conflictos en el mundo. En río revuelto ganancia de pescadores es la consigna en países como Estados Unidos, donde Trump suspende leyes sobre control de emisiones o manejo del mercurio y en su afán por asegurar el voto evangélico pro Israel apoya el plan de Netanyahu para anexarse Cisjordania socavando los acuerdos de Oslo de 1993.

En América Latina y el Caribe que entre 2014-2019 registró el menor crecimiento económico desde la década de 1950- de allí las protestas que vimos el año pasado contra las políticas neoliberales y clamando por protección social de los Estados-; los efectos socioeconómicos de esta crisis hablan de 11 millones de nuevos desempleados. Sin embargo, Lenin Moreno en Ecuador, promete paliar los efectos de la COVID agudizando el drama de sus compatriotas imponiéndoles medidas que reducen la inversión pública y los salarios e impulsan privatizaciones en favor del gran capital. Mientras para Bolsonaro la preocupación no son los 45.000 brasileños muertos y 900 mil infectados sino una ley para expropiar reservas indígenas en la selva amazónica en favor grandes terratenientes y empresas mineras.

En Colombia, donde los cálculos más conservadores hablan de una caída del 5% del PIB, el gobierno Duque en un acto brutal de injusticia social, aprovecha la crisis no para proteger a los “abuelitos” sino para asestarles un golpe de muerte con la trampa de la hipoteca inversa; mientras el gremio de los grandes comerciantes, con menos estridencia que la Ministra Alicia Arango y cabal desfachatez, pide con urgencia implementar el trabajo por horas para generar más y mejores empleos.

En tiempos de crisis ideas aparentemente imposibles repentinamente se vuelven realidad y por lo visto las que hoy se imponen buscan seguir aumentando la obscena riqueza de unos pocos a expensas del sufrimiento de las mayorías. Solo una ciudadanía empoderada y consciente evitará que no sigan arrebatando derechos y profundizará la democracia. Otro mundo es urgente.

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