Ciclorrutas en Bucaramanga: ¿Por qué hay casos exitosos y otros de fracaso?
La construcción de ciclorrutas en Bucaramanga no es una idea descabellada o aislada por parte del Municipio. Se trata de una revolución en la movilidad, que viene impulsando hace años el Gobierno Nacional, y que ya es tendencia en las principales ciudades del país, por hablar únicamente de casos en Colombia.
Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla, Manizales, Armenia, Pereira, Ibagué, Cúcuta y Valledupar, son algunas de las poblaciones en donde ya existen carriles exclusivos para el tránsito de vehículos sin motor.
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Hay casos en los que existe una gran red de ciclorrutas, como en la capital de la República, que actualmente dispone más de 500 kilómetros de ciclo-infraestructura y se consolida como una de las urbes de Latinoamérica con más bici carriles.
También hay experiencias intermedias, como en Cali y en Medellín, en donde las vías exclusivas para pedalistas suman alrededor de los 100 kilómetros.
Y otros ejemplos que recién se consolidan y en donde la red de ciclorrutas es menor a 50 kilómetros, como Barranquilla, Manizales y Pereira, entra otros.
¿Por qué tal revolución?
Los países más desarrollados del mundo comenzaron a sufrir graves impactos, en la salud humana y el ambiente, por las altas concentraciones de gases contaminantes que emiten los automotores.
Fue así como decidieron acudir a formas alternativas para la movilidad, y a realizar una radical ‘mutación’ en el uso de los medios de transporte.
Esta misma necesidad surgió en América Latina. Las primeras naciones en comenzar una transformación similar fueron México, Argentina y Brasil.
Colombia no es ajena a dicha realidad mundial, pues en varias ocasiones diferentes ciudades se han declarado en emergencia ante los altos índices de polución en el aire, como Bogotá, Medellín y Bucaramanga.
¿Sirven las ciclorrutas?
Ante este panorama, ciudadanía y autoridades en el país comenzaron a pedir y gestionar la habilitación de espacios exclusivos en las vías para el tránsito de vehículos sin motor.
Vanguardia le presenta a continuación algunas de las fallas y de los aciertos cometidos, en la implementación de ciclorrutas en Colombia.
Los aciertos
1. En ciudades como Bogotá, Cali y Medellín, los proyectos se anunciaron con bastante anticipación, y se realizó una intensa campaña de socialización, antes de hacer las ciclorrutas.
2. Se planearon como una política a largo plazo, posibilitando que los nuevos gobiernos continúen con el proyecto y que, en vez de terminarlo, se realicen acciones e inversión para su consolidación.
3. Hubo un potente ejercicio de pedagogía y promoción del proyecto, con los diferentes sectores y actores de la ciudadanía, y con públicos de todas las edades. Se inculcó sentido de pertenencia y apropiación frente a tal iniciativa.
4. En ciudades como Pereira, primero se hicieron pruebas piloto con la implementación de ciclorrutas temporales, para corroborar si servían o no en determinado sector.
5. En Manizales, por ejemplo, la ciclorruta se implementó en un corredor vial con suficiente espacio, conservando los carriles para el paso de automotores, las bahías de parqueo y paradas de bus, y sin alterar los andenes.
6. En todos los ejemplos exitosos, existe permanente vigilancia y control de las autoridades, con el fin de sancionar a quienes hacen un mal uso de dichos carriles exclusivos para pedalistas.
7. En Medellín, este año se destinaron más de $1.500 millones para el mantenimiento de la red de ciclorrutas. En los casos de éxito existe una constante inversión de recursos, para evitar su deterioro y por el contrario, potenciar tales proyectos.
8. Tras habilitar la ciclorruta, el Gobierno de Armenia continúo la pedagogía con la ciudadanía. Por ejemplo, se actividades con colegios, colectivos infantiles y juveniles, para hacer actividades en el trazado del carril exclusivo.
9. Mantienen publicidad y propaganda, para incentivar en la población el uso de la bici.
10. Las redes que existen continúan en expansión, para cubrir nuevos sectores.
Fallas cometidas
1. En Valledupar se demolieron las obras de una ciclorruta que costó más de $1.200 millones, tras una ‘lluvia’ de acciones populares.
2. Los valduparenses rechazaron tal proyecto desde el comienzo, en la zona en la cual se hizo. Sin embargo, el gobierno local siguió adelante en su cometido.
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3. Debido al rechazo, la ciudadanía nunca se apropió de dicha infraestructura que se adecuó en el Centro de Valledupar. Por el contrario, causaron daños, muy pocas personas la usaban, y permanecía invadida con automotores y ventas ambulantes.
4. En Barranquilla hay 14 kilómetros de carriles exclusivos que poco se usan, en el Centro y Norte de la ciudad. Los pedalistas piden ciclorrutas por la Avenida Murillo. ¿Faltó planeación?
5. Ante la falta de sensibilización y pedagogía en Barranquilla, los pedalistas prefieren incluso transitar por vías vehiculares, aunque justo al lado tengan el carril exclusivo.
6. Ante el descuido y la falta de control por las autoridades, en Cúcuta y Barranquilla suelen verse motocicletas transitando por las ciclorrutas, y automotores parqueados sobre los carriles de los pedalistas.
7. Sin garantías en seguridad. En Cúcuta, hay tramos de ciclorruta que tienen serias deficiencia de iluminación.
8. Los carriles se implementaron en vías deterioradas y sin labores de ‘reparcheo’, como ocurrió en Valledupar.
9. Desinterés frente al proyecto, tras los cambios de gobierno.
Dato: A partir de 2014 la bicicleta se tuvo en cuenta en las políticas nacionales. Tal medio de transporte se incluyó en el Plan Nacional de Desarrollo 2014-2018.
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Periodista egresado de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del equipo de Área Metro en la versión impresa de Vanguardia desde 2016, y apoyo en la elaboración de contenidos digitales y transmisiones en directo.
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