Por años las calles del barrio La Victoria, en Bucaramanga, encandelillaban las miradas de propios y turistas, que asombrados llegaban a disfrutar del alumbrado navideño. Desde hace 12 años estos arreglos de luces ya no brillan igual Qué pasó
La Navidad en el barrio La Victoria era una época especial. Sus habitantes le daban la bienvenida al último mes del año con hermosos alumbrados navideños.
Sus calles y casas se vestían de luz para recibir a cientos de turistas. Eran el reflejo de la disciplina amor y dedicación que le ponían a cada decoración para celebrar con la mayor alegría la época más bonita del año.
Puede leer: En Navidad, ¿usted juega a los aguinaldos?
Sin embargo, con el paso de los años, esta tradición empezó a apagarse, a tal punto que según relata Johan Correa, presidente de la Junta de Acción Comunal, JAC, desde hace 12 años las calles ya no brillan igual.
Las majestuosas luces, figuras y emblemáticos pesebres que adornaron el barrio cada año, quedaron atrás.
Según explicó, el Presidente de la JAC, la tradición de iluminar las calles del barrio se abandonó por los inconvenientes que empezó a ocasionar la alegría del alumbrado.
“La cantidad de vehículos junto con la llegada de vendedores ambulantes y personas que solo llegaban a propiciar caos y desorden, fueron algunas de las razones por las que se tomó la decisión de no volver a hacer las iluminadas”, señaló Johan.
Relató que en ese momento se podían demorar entre 30 y 40 minutos para poder ingresar a las viviendas, por cuenta del tráfico.
Sumado a ello indicó que con ocasión del alumbrado navideño empezaron a llegar los vendedores ambulantes, y se desataron focos de inseguridad. "No se podía disponer del espacio de los antejardines de las viviendas porque se estaban usando para todo tipo de comercio, de una u otra manera se convirtió como en una feria".
El segundo detonante para acabar con la tradición, según dijo, es que "la Electrificadora de Santander antes permitía que se tomara la energía eléctrica del alumbrado público, pero ese beneficio lo quitaron y las personas tenían que asumir la factura por individual".
Además, según contó, hay versiones en el barrio que dan cuenta que en esa época un sacerdote les dijo que no despilfarraran tanto dinero en los alumbrados y que mejor ayudaran a la comunidad.
Pese a que ya la tradición ya no se vive como antes y el barrio dejó de ser popular por sus alumbrados, la gente sigue decorando sus viviendas y alimentando el espíritu de la Navidad.
