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“Día D” en Estados Unidos en la lucha contra la COVID-19
- El inicio de la vacunación de Pfizer-BioNTech llega en el peor momento de la pandemia para Estados Unidos, que promedia más de 200.000 contagios diarios y la semana pasada superó el umbral de las 3.000 muertes en 24 horas. (Foto: Fotoilustración / VANGUARDIA)
- Sandra Lindsay, una enfermera neoyorquina de cuidados intensivos, quien trabaja en la primera línea de la pandemia, fue la primera en recibir la vacuna de Pfizer y BioNTech en esta ciudad estadounidense. (Foto: EFE / VANGUARDIA)
En un punto de inflexión en la batalla que libra el país más castigado por la COVID-19 con más de 15,6 millones de infectados y al menos 292 mil muertes, Estados Unidos lanzó ayer al “Día D” de vacunación masiva de sus ciudadanos.
EE.UU. sigue los pasos del Reino Unido, el primer país en el mundo en aplicar la vacuna de Pfizer y la alemana BioNTech, el pasado 8 de diciembre; y se suma también a Arabia Saudí, Baréin, México y Canadá (inicia vacunación la próxima semana) que dieron el visto bueno al uso de emergencia de este inmunológico cuya efectividad alcanza el 95%.
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El propio presidente Donald Trump hizo eco en Twitter a este hito para frenar el coronavirus: “Las primeras vacunas han sido administradas. ¡Felicidades EE.UU.! ¡Felicidades al mundo!”.
Logística compleja
El país norteamericano, con unos 328 millones de habitantes, enfrenta un reto en términos logísticos sin precedentes de la que ha bautizado la “Operación Máxima Velocidad”.
Distribuirá 2,9 millones de dosis en un total de 636 puntos de los 50 estados, en su mayoría hospitales en una primera fase. Y otras 2,9 millones dentro de 21 días, ya que la vacuna tiene que ser administrada dos veces.
Su aplicación constituye un desafío logístico muy grande por varias razones, señala Leonardo Briceño, director del Grupo de Salud Pública de la Universidad del Rosario.
En primer lugar, cita las condiciones que se exigen de cadena de frío para algunas de ellas.
Hay que recordar que la vacuna debe conservarse en cajas preservadas con nieve carbónica (hielo seco) para mantenerla a una temperatura de -70 grados centígrados.
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El experto se refiere además a la posibilidad de que las personas se apliquen las dosis requeridas. Es decir, que se garanticen las dos dosis necesarias.
Y en tercer lugar, insiste en un factor importante: la disponibilidad suficiente a nivel nacional y en los estados para la cobertura tanto de la primera como de la segunda dosis.
“La vacuna no solo implica tenerla disponible globalmente, sino hacerla disponible nacionalmente, regionalmente y oportunamente y en condiciones apropiadas”, subraya Briceño.
Se estableció que los primeros en recibir la vacuna en Estados Unidos, que será gratuita, será el personal sanitario y de emergencia, lo mismo que quienes trabajen o vivan en residencias de ancianos y centros para personas con discapacidad.

Vacunar a 25 millones en diciembre
El calendario que maneja la farmacéutica estadounidense Pfizer, es repartir otros 25 millones de dosis antes de final de año.
Adicionalmente negocia con el Gobierno de EE.UU. el suministro de otros 100 millones de dosis de su vacuna para el 2021, en la que es considerada la mayor campaña de inmunización en EE.UU. desde la de la poliomielitis en la década de los 50.
La población en general es probable que sea vacunada de forma progresiva, a partir de abril próximo. Los niños deberán aún esperar su turno, pues estuvieron excluidos de la mayoría de las pruebas clínicas de la vacuna de Pfizer.
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Se calcula que a mediados de 2021 la vacuna estaría al alcance de todos los estadounidenses.
Otra vacuna, la de la farmacéutica estadounidense Moderna que tiene una efectividad del 94,5% y que a diferencia de Pfizer no requiere de temperaturas muy frías durante su distribución, está a un paso de ser aprobada de emergencia esta semana por parte de las autoridades federales.
Elkin Sánchez, decano de la Facultad de Ciencias de La Salud de la Universidad de La Salle, hace énfasis en los efectos de la inmunización a corto plazo en EE.UU., en el sentido de la mitigación, frenar las muertes y contagio, es decir reducir la reproducción viral en la población que ha alcanzado cifras récords.
A su juicio, lo que está haciendo el gobierno es querer mitigar muertes y contagios, por lo menos en el personal más expuesto, el de la salud y la población más vulnerable a complicarse o fallecer, entre los que se cuentan adultos mayores, personas con comorbilidad y los niños.
Sin embargo, explica Sánchez, realmente para conseguir una inmunización colectiva que es lo ideal de una vacuna, como pasó con la viruela que ya fue erradicada del mundo, se requiere que por lo menos la población objeto (en este caso la ciudadanía en general), que representa el 60% aproximadamente, sea inmunizada.
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Esto implica, según el decano de la Facultad de Ciencias de La Salud de la Universidad de La Salle, que no brinde seguridad solo a ciertos sectores, sino que sea una inmunización colectiva, que significa una distribución homogénea de acceso a la vacuna.
Así las cosas, si bien empieza a verse “la luz al final del túnel” de la pandemia en Estados Unidos, será necesario seguir usando tapabocas y mantener la distancia social durante mucho tiempo.
