La otra ‘pandemia’: Noticias falsas y desinformación
A medida que la COVID-19 se ha propagado por el mundo, contagiando ya a más de 60 millones de personas tras su aparición en China a finales de 2019, también lo han hecho las noticias falsas sobre curas “milagrosas” y teorías conspirativas que inundan las redes sociales.
La desinformación se ha convertido en la otra ‘pandemia’ a combatir, que además de poner el riesgo la salud y la vida, socava la respuesta en la lucha contra el SARS-COV-2, ya que el elemento clave para su control es el comportamiento individual.
Se conoce como “infodemia”, de la cual la Organización Mundial de la Salud, OMS, ha advertido al señalar que la “gente debe tener acceso a información precisa para protegerse a sí misma y a los demás”.
Información con rigurosidad científica que apunta al cuidado e higiene como las principales armas de prevención: desde lavarse las manos con agua y jabón hasta desinfectante, hacer uso del tapabocas y respetar la distancia social.
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En Irán, este fenómeno de la infodemia ha tenido un desenlace fatal. En este país, el más afectado en Medio Oriente por el virus, han muerto más de 700 personas intoxicadas por el consumo de metanol, al creer que podía curar el coronavirus.
Las llamadas “fake news” en el marco de la COVID-19 van desde remedios como beber lejía (alcohol), comer estiércol o sopa de ajo y limón, ingerir dióxido de cloro, transfusiones de sangre de pacientes recuperados hasta automedicarse con ivermectina, remdesivir o hidroxicloroquina sin una eficacia probada.
Liliana Gutiérrez, periodista y profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Sabana, insiste en ser muy prudente con las noticias que circulan por redes sociales y WhatsApp, porque desinforman.
En ese contexto, considera que “la pandemia ha sido el caldo de cultivo propicio para la creación y propagación de noticias falsas”.
Esto se explica, según ella, a las condiciones de incertidumbre entre la gente, que permite que aquellos que están interesados en desestabilizar y ganar dinero a través de los clics que generan estas informaciones, tengan mucho interés en la difusión de las mismas.
Gutiérrez, quien es Doctora en Ciencias de la Información y realizó una investigación sobre el tema en Iberoamérica, asegura que lo que más se comparte como noticia falsa son las “curas milagrosas” y los supuestos tratamientos que acaban con la COVID-19.
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“Esto puede ser muy peligroso para la salud pública, automedicarse, o que la gente no vaya al médico y termine con consecuencia fatales”, advierte la experta.
Detrás de esos bulos o información falsa, hay intenciones de dos tipos, describe la docente universitaria.
Menciona por un lado, la comercialización de productos y el tratar de crear el mayor número de clics en sus publicaciones que se reviertan en ganancias; y por otra parte, un carácter ideológico que busca desprestigiar a los gobiernos o figuras públicas por su mala gestión durante la pandemia.
La situación colombiana
En Colombia, Gutiérrez precisa que las “fake news” relacionadas con el coronavirus que más se difunden son las falsas curas y la desinformación para desestabilizar o atribuir a los políticos engañosas declaraciones, anuncios o acciones que no han hecho.
Por donde más se han difundido en el país este tipo de desinformación es a través de Facebook y WhatsApp. Sobre este último, aclara que es muy difícil controlarlo porque son redes privadas a diferencia de Facebook, que gracias al algoritmo puede retirarse este tipo de noticias falsas.
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El último informe “Graph for thought: Donde la pandemia se encuentra con la infodemia” elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), revela que América Latina, uno de los epicentros globales de la COVID-19, es también el epicentro global de la infodemia.
Por su parte, Mario Morales, profesor de la Universidad Javeriana, define los intereses en torno a la pandemia cuando hay noticias falsas como una “guerra global de desinformación”.
“Hay que afrontarlo, son intereses privados, que tienen que ver con hechos como que alguien difama un tipo de contenido en la idea de ganar seguidores”, subraya el analista, quien lo concibe como una perspectiva lamentable, “en la medida en que las métricas y los algoritmos están enfocados a un Like y un Me gusta”.
Morales lo describe además, como intereses comerciales e ideológicos que buscan alinear grupos de seguidores en las redes, y también desestabilizar, en donde en últimas, la que sale perdiendo es la ciudadanía.
El resultado, malas decisiones
Leonardo Briceño, director de Salud Pública de la Universidad del Rosario, ilustra el impacto de la infodemia, precisando que en el mundo se producen, según la OMS, alrededor de 550 millones de tuis al mes, cerca de 360 millones de videos y 19 mil artículos científicos de revistas de calidad sobre la COVID-19. Se refiere con esto a que la información que proviene a través de redes sociales, en su mayoría no es confirmada, y no tiene control de calidad.
“Esa no es la información que queremos tener, la información que queremos tener es la que proviene de revistas científicas, revistas con evaluaciones de pares”, opina el experto, quien adicionalmente dice que, antes de tomar decisiones individuales o colectivas, tener en cuenta el concepto de especialistas que sepan interpretar los resultados de estudios realizados en la materia.
Añade que el resultado de la desinformación es que llevan a malas decisiones individuales, y de las políticas públicas. Por ello, recomienda que es preferible abstenerse de compartir tuis, videos y mensajes, que permitan transmitir información sobre la cual no hay una evidencia científica.
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Periodista de Vanguardia desde 1996. Egresada de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Editora de la sección de Tendencias y Vanguardia Kids. Editora nocturna.
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