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El “amo y señor” de las Unidades
En materia de contratación dentro de las Unidades Tecnológicas de Santander (UTS), definitivamente no hay quien le gane al ingeniero Carlos Alberto Ríos Buitrago. El hombre desfila como “amo y señor” en esa entidad, con la complacencia y complicidad del rector Omar Lengerke.
La semana pasada supimos de dos licitaciones que se ganó con sus empresas, como único oferente, para la remodelación de la infraestructura física de la institución en Bucaramanga, y también de las sedes en Barrancabermeja y Vélez. Pero el “premio gordo” se lo va a llevar por cuenta de la licitación para la construcción del Centro de Alto Rendimiento deportivo y cultural de las Unidades, por un valor superior a los $27.000 millones.
Será el ganador indiscutido de ese contrato, en donde su oferta no tiene comparación con un mamarracho de propuesta presentada por otro oferente. Y logrará la moñona tan anhelada por todos, en un clarísimo direccionamiento de esos tres millonarios contratos.
Es que en puridad de verdad, Ríos Buitrago está posicionado desde hace rato en las Unidades Tecnológicas como su contratista estrella. Por la época del exgobernador Dídier Tavera, hizo su aparición como todo un megacontratista, a quien se le adjudicó un contrato por $23.000 millones para la construcción de la segunda fase del nuevo edificio institucional en Bucaramanga. Y él, muy agradecido, le hizo campaña de frente al entonces candidato de Tavera a la Cámara de Representantes, el hoy parlamentario Víctor Ortíz. En esos tiempos, además, también fue premiado como contratista en la construcción de hospitales. ¡Buenos aportes!
Pero su afianzamiento ha llegado ahora con la adjudicación de los tres grandes contratos de infraestructura en las UTS. Prepararon las licitaciones para sus empresas, le pusieron “tapete rojo” y le otorgaron los contratos con absoluto favoritismo, dentro de un negocio que contó con la anuencia del rector y de los poderosos de la institución, encabezados por el gobernador Mauricio Aguilar, quien es el presidente de su Consejo Directivo. Como dicen en la calle: “en política los negocios se compran por anticipado”.
Es que el megacontratista, además de todo, es versátil. Se movió bien en el gobierno de Tavera, pero también ahora en el mandato de Aguilar. Y todo bajo una confabulación con el rector Lengerke, rector con Tavera y ahora rector con Aguilar. Suena a pura mafia, ¿verdad?