Publicidad

Bucaramanga
Lunes 28 de septiembre de 2015 - 12:00 PM

En el 'room' de una modelo webcam de Bucaramanga

El dinero es el principal gancho para que las personas se sientan atraídas a trabajar como modelos eróticas en la web. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro. La falta de regulación y vigilancia a este multimillonario negocio lo hacen perfecto para la estafa.

Compartir
Imprimir
Comentarios

Compartir

Ximena* y Patricia*, las dos se conocieron cuatro meses atrás buscando lo mismo, la oportunidad de un mejor trabajo que les permitiera resolver varios problemas económicos que tenían y realizar sus sueños.

“Yo estaba trabajando en un almacén y busqué en Google modelos webcam en Bucaramanga y me salió un anuncio que necesitaban chicas y ganaban más de dos millones de pesos mensuales y pensé, bueno me estoy ganando un mínimo vamos a ver qué pasa…”, cuenta entre risas Patricia*, una joven muy delgada, blanca, cabello largo color rojizo y sin duda hermosa.

Ximena*, una joven de 24 años, cabello corto y look alternativo llegó a trabajar en sitios web que ofrecen sexo y todo tipo de fantasías sexuales a extranjeros, por medio de una conocida que se lo recomendó.

Las dos ingresaron a trabajar en uno de los más de cinco estudios que hay en Bucaramanga, a los que se llega con una corta búsqueda de Google. Visité uno de ellos, en el barrio La Salle. Era una casa grande, con siete habitaciones, ocupada cada una por una modelo.

“El contrato era del 60 por ciento para nosotras y el restante para ellos. Trabajábamos ocho horas diarias, de acuerdo al horario escogido, y la meta era hacer mil fichas diarias (fichas es la moneda con la que se paga en estas páginas)...”, cuenta Ximena*.

Ni Patricia* ni Ximena* vieron nada de raro en el contrato, más allá de ser un trabajo, cada vez más común en el país y el mundo entero, en donde existen millones de clientes. Son conscientes de que sigue siendo prostitución, con la única diferencia de que cliente jamás toca a quien ofrece los servicios sexuales.

“Ellos (dueños del estudio) entraban a tú sala, a tu room (habitación) y te decían, bueno baila, haz algo, trae público. Cuando trabajas para un estudio se siente la presión, porque hay alguien allí al que debes responderle… decían que nos protegían la identidad… pero no era verdad”, asegura Ximena*.

Al llegar a su ‘room’ debían verificar que el lugar estuviera limpio y listo para comenzar ocho horas de trabajo frente a una cámara con cientos de clientes de cualquier parte del mundo, que por medio de un chat o juegos que tienen las páginas, van indicando lo que desean que su modelo haga. Cuando ingresan a cada trabajadora le entregan un kit que consiste en un consolador junto con un lubricante, todo descontado en la primera quincena.

Latinas y rumanas

En este tipo de lugares conocidos como estudios les enseñan a las modelos cómo manejar la página web con la que van a trabajar. En ellas se crea un perfil con fotos de la persona y todos los servicios que ofrece: sexo, fetiches, baile, etc. Mostrar cada parte del cuerpo, así sea una uña, tiene un valor diferente que suma ingresos.

“Los estudios se caracterizan por tener decoraciones muy baratas. Los usuarios ya saben que son las colombianas y las rumanas las que más trabajan en estudio y las que más acaparan el mercado. También hay norteamericanas y son las que mandan la parada, porque debes saber hablar inglés, al menos decir hola, o te gusta mi cuerpo, qué se yo…”, explica Ximena* a quien sus clientes le dicen que no les gusta pagar a las mujeres que están en estudios, porque saben que les quitan dinero y prefieren pagarles a las que realizan esta labor desde sus casas.

Un negocio lucrativo

Ximena* recuerda que jamás tuvo una inducción. En su primer día de trabajo le mostraron la habitación, le explicaron cómo manejar la página y la sentaron frente al computador para que empezara. Ese día, confiesa, estaba muy nerviosa y jamás se quitó la ropa.

A medida que fue pasando el tiempo se fue convirtiendo en una modelo apetecida por los clientes y comenzó a tener lo que dentro del negocio se conoce como fans, que son seguidores que la prefieren, pagan más por ella y tienen acceso a más información de la modelo.

“Si haces shows buenos en público, vas a ganar más porque entran más a verte. Por shows privados puedes cobrar desde seis fichas por minuto hasta 100 o 200… Yo por ejemplo considero que si entras con precios altos y te mantienes ahí, así el primer día no te hagas nada, no importa, va a llegar alguien que te lo va a pagar. Yo cobro 60 fichas por minutos en un privado…”. Cada ficha equivale a 0,05 dólares, es decir que por un minuto gana tres dólares y el precio aumenta de acuerdo con la fama de la modelo.

Y es que el negocio de las modelos webcam se ha vuelto tan famoso en el mundo, que el próximo 20 y 21 de enero se celebran en Las Vegas, Estados Unidos, los primeros Premios Anuales de la Industria De Cámaras Para Adultos (First Anual Adult Webcam Industry Awards) en donde una colombiana, conocida en la industria como Sthephaniem está nominada por el show más sexy en vivo.

En cada sala o habitación virtual, también está la opción de que quien pueda ver sea hombre o mujer. Asegura Ximena* que además de las paisas, los transexuales son muy apetecidos por su belleza y cuerpos perfectamente operados. Así mismo existe la opción de hacer tríos, cuartetos o el tipo de show que quiera el cliente, eso sí, aclara Ximena*, jamás involucrando a menores.

“Lo más raro y absurdo que me han pedido es tomarme cinco vasos de agua y mostrar los pies”, cuenta entre risas Patricia*.

No es fácil

Aunque no es un trabajo sencillo, pues para ganar dinero hay que estar más de cinco horas realizando todo tipo de shows, Ximena* asegura que siempre disfruta lo que hace, mientras Patricia reconoce que finge todo.

“… No es solo verte masturbar o meter cosas... sino que les gusta la feminidad… la lencería es muy importante y los tacones. Tú a lo que debes apuntar es atraer público mayor, porque son lo que mejor pagan…”, describe Ximena*, quien es sin duda mucho más abierta sobre el tema sexual que su compañera.

Según las modelos, los usuarios más que sexo lo que buscan es compañía, contarle a alguien sus cosas o simplemente compartir con ellas unos minutos o horas de su diario vivir.

La realidad hoy hace que el contacto humano hasta en el sexo, se convierta en algo virtual, en donde los límites de idiomas, territorio o hasta de aberraciones no existan.

“Hay un usuario en Londres que me paga solo porque lo mire trabajar, porque le gusta sentir compañía…”, cuenta Ximena*.

Una vez un tipo me dijo, estoy al lado de mi esposa, pero ella no me hace nada, qué tienes para mí…”, agrega Patricia*.

Estafadores

Tras dos meses de trabajo en el estudio de Bucaramanga, empezaron las trabas para el pago, primero no haciéndolo de manera puntual y luego poniendo todo tipo de excusas.

Tras esto Ximena* apareció un día de sorpresa a la casa en donde trabajaban para exigir que le pagaran, pero la sorprendida fue ella al percatarse que el lugar estaba vacío.

Sin miedo ni pena, Ximena* fue la única modelo del estudio que decidió denunciar en la Fiscalía lo que le había pasado.

Primero fue enviada a delitos sexuales en donde le aclararon que este no era el lugar para realizar la denuncia pues ella era mayor de edad y había aceptado un contrato: según la Fiscalía no había delito sexual. Luego otro funcionario de la entidad judicial le dijo que la ley no protege a las personas que trabajan en este medio, porque no hay una reglamentación.

“En algún momento se habló de regular la prostitución, y aunque esto lo es en cierta medida, me parece el colmo que esto no se reglamente... A mí me parece hipócrita que acá quieran tapar esto cuando Colombia lo que más exporta es droga y prostitutas…y es porque las situaciones sociales dan para que uno se dedique a esto”, agrega Ximena* enojada y decepcionada al no encontrar ningún apoyo para denunciar su caso.

Al consultar con la Fiscalía Seccional Santander la respuesta oficial, ya que se negaron a dar una entrevista sobre el tema, fue: “la Fiscalía atendió la denuncia y realizó la investigación del caso llegando a la conclusión de que no existe ninguna conducta que se enmarque en el código penal, tales como estafa o trata de personas”.

A Ximena* le quedaron debiendo cinco millones de pesos , que equivalían a mes y medio de trabajo.

Aunque es consciente que es mayor de edad y firmó un contrato, que tras la investigación de la Fiscalía resultó siendo falso, con cédulas que no correspondían a las personas dueñas del estudio, siente que fue explotada laboralmente y estafada.

“… de qué saco haber estudiado una carrera por más de cinco años para salir a ganarme menos de un mínimo. Es totalmente injusto. Es que es fácil señalar a la puta ¿no?, a la que va y vende su cuerpo, pero entonces a ver ¿cómo va a vivir ella?, ¿con qué paga arriendo, alimentación?…”, apunta visiblemente molesta Ximena*.
Este vacío en la justicia y falta de reglamentación para sitios web en donde se promociona el sexo virtual abre la posibilidad de que haya explotación laboral y sexual, pues se vulneran los derechos de mujeres que como en el caso de Ximena* y Patricia*, fueron estafadas sin que pase absolutamente nada.

Visita aun estudio

Tras recibir la denuncia de Ximena* y Patricia*, busqué en Google trabajos como modelo webcam en Bucaramanga. Más de 10 links de páginas aparecieron, con ofertas de hasta $4 millones mensuales. Después seleccioné cinco estudios, de los cuales tres contestaron. Finalmente escogí uno para visitar.

En Provenza, una casa en apariencia familiar es uno de los estudios de la ciudad. Al entrar se ve algo de desorden, un sofá y una luz de fotografía.
En el segundo piso hay algunos tacones muy altos y una vitrina casi vacía con dos cajas de vibradores. De una puerta semi abierta sale una mujer en ropa interior con medias veladas negras, muy maquillada.

Le digo que vengo a la entrevista con Leonardo por el trabajo, pero me cuenta que su hermano no está. La mujer toma una toalla amarilla se cubre y comienza a hablar del negocio.

“Hay tres turnos: 7 a 2; 2 a 9 y 9 a 7. Las modelos deben estar uniformadas para manejar la discreción con los vecinos, pues es un sector residencial…”.

Tras unas cuantas indicaciones más del negocio, me advierte que para que sea rentable, el trabajo depende de lo constante y creativa que sea.

“¿Está realmente interesada? Acá se gana bueno”, me pregunta la mujer, mientras le aseguró que sí y que en la tarde vuelvo a la entrevista. Nos despedimos mientras retorna a su habitación y pienso en la estafa de la que fueron víctimas Ximena* y Patricia*. ¿Cuántas más?

Elija a Vanguardia como su fuente de información preferida en Google Noticias aquí y únase a nuestro canal de Whastapp acá.

Publicado por PAOLA PATIÑO

Publicidad

Publicidad

Tendencias

Publicidad

Publicidad

Noticias del día

Publicidad