Toneladas de tomates que con esfuerzo han cultivado los campesinos de Betulia, Santander, se están pudriendo en medio de la crisis por la pandemia de COVID-19.
Una gran frustración se apodera por estos días de los agricultores de Betulia, Santander. Desde hace varios años se concentraron en el cultivo de tomate para abastecer el área metropolitana de Bucaramanga y otras regiones.
La tierra no ha parado de producir, toneladas de tomates brotan cada semana, pero los campesinos no logran vender este gran volumen desde que empezó el confinamiento por la emergencia por coronavirus. Paradójicamente, aunque muchas familias santandereanas pasan necesidades, estos tomates se están pudriendo.
El drama
Justo José Pimiento, conocido como JJ, describió el drama que viven los cultivadores de tomate, que se convirtió en uno de los productos claves para la economía de este municipio, cuyo casco urbano está ubicado a unos 90 kilómetros de Bucaramanga.
Pimiento, recuerda que no hace más de una década en esta localidad la economía se basaba en monocultivos, pero gracias a las capacitaciones de entidades como el Sena, el cultivo del tomate tuvo un auge. “Años atrás la gente sembraba huertas con pimentón, habichuela y pepino. Pero desde hace cinco años empezamos a sembrar tomate bajo invernadero. Se convirtió en el motor más importante de Betulia”.
El agricultor estima que por lo menos 150 familias viven completamente del tomate, que mensualmente producen entre 60 y 80 toneladas de tomate. “No se ha logrado comercializar debido a que generalmente ese tomate lo compraban los restaurantes, sobre todo para la venta de hamburguesa. Ahora esos negocios están cerrados o han tenido bajas ventas”, lamenta.
Pimiento asegura que el ciclo del tomate es corto, por lo que se madura en pocos días. Si no se consume pronto, empieza a dañarse. “No hay demanda del producto y los costos de flete son altos.
Esta situación ha generado gran incertidumbre entre los campesinos. Los costos de producción no alcanzan a suplirse por las bajas ventas y por los elevados costos de los insumos para sacar sus cosechas.
“Estamos trabajando a pérdida. Muchos tienen deudas con el Banco Agrario, la Fundación de la Mujer y personas particulares a las que les están pagando intereses. Incluso deben préstamos que sacaron para la elaboración del invernadero”.
Jorge Gómez es uno de los ‘tomateros afectados’. Afirma que el poco tomate que les están comprando han tenido que darlo a muy bajo precio. “Estamos perdiendo mucha plata, parece que esta situación va para largo. Ya no quieren la cantidad que estamos sacando”.
Gómez afirma que antes de la pandemia producía hasta 400 canastillas cada semana, ahora solo le están comprando 100. “Se está perdiendo cualquier cantidad de tomate. Todos los días tenemos pérdidas, los insumos son demasiado caros y el precio de venta demasiado barato, y aun así no lo están recibiendo”.
El hombre afirma que una de sus mayores preocupaciones es el pago de sus trabajadores y las deudas. “Ahorita llegan unos cobros y no sé de dónde voy a pagar”.
S.O.S
Ante esta situación los agricultores piden ayudas para aliviar las crisis. Por ejemplo, piden a los comercializadores de insumos agrícolas disminuir los precios, mientras que a los mandatarios les piden auxilios. “No es un problema solo de Betulia, en muchos municipios de Santander. Necesitamos que le ‘echen una mano’ al campesino. Dicen que el futuro de Colombia está en el campo, pero así no aguantamos”.
Además del tomate, agricultores han expresado problemas para comercializar otros productos como habichuela, pepino y lechuga.
Tomate regalado
Para no dejar perder este alimento, algunas familias decidieron regalarlo. Alfonso Márquez entregó parte de sus productos para pobladores de la parte baja del municipio.
Igualmente, hace unos días Arturo Flórez, recogió canastillas de tomate para llevar a Centroabastos, pero finalmente no se envió porque no había a quién vender. Por esta razón, donó unos 650 kilos de tomate a Zapatoca para distribuir en ancianatos y población vulnerable. “Gonzalo Pinilla colocó el transporte para obsequiarlo allá, ellos mismos vinieron con sus camionetas”.
No obstante, mucho tomate se está perdiendo. “Nos da mucho dolor en el alma. Muchos critican que se está botando, sabemos que es muy duro. Pero realmente ni siquiera tenemos para el transporte”, comenta JJ Pimiento.
El hombre resaltó que si alguna persona necesita tomate, bien se les podría regalar, pero deben asumir los costos de transporte.
Si usted desea ofrecer algún tipo de apoyo, puede contactar a Pimiento en el número 312 3156299