Durante casi cinco décadas, abortar hasta la semana 24 de gestación en Estados Unidos ha sido legal. Hoy, ese derecho consagrado en la Constitución del país peligra.
La posibilidad de que sea anulada la histórica sentencia “Roe versus Wade” de 1973 salió a luz pública, luego de que se filtrara, la semana pasada, un borrador de la Corte Suprema de Justicia, lo que desató una ‘tormenta’ política y judicial en todo el espectro ideológico de la nación norteamericana.
La inminente decisión del máximo tribunal de EE.UU., prevista para junio próximo, significaría automáticamente que la mitad de los estados del país, unos 26 -de mayoría conservadora y republicana- rechazarían dicha práctica. Es decir, cada uno de ellos tendría la potestad de prohibir o permitir el aborto a su antojo.

Las implicaciones
Sería un precedente grave en tres frentes distintos, sentencia Juliana Martínez, profesora de género y sexualidad del American University de Washington, (Estados Unidos).
En primer lugar, advierte un impacto inmediato “desastroso” para la vida y la salud de millones de mujeres en el país, de por sí aquellas que ven sus derechos más amenazados: mujeres rurales, pobres (muchas de ellas latinas migrantes) y menores de edad.
“Si viven en los estados republicanos inmediatamente se va a criminalizar esa práctica”, advierte la experta.
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Según ella, la prohibición del aborto no acaba con la práctica, acaba con los abortos seguros. Es más, argumenta que si se comparan las estadísticas donde está permitido y donde no, las cifras son similares, pero sí difieren ostensiblemente en cuanto a la mortalidad y los problemas de salud asociados al procedimiento.
Un segundo impacto, a su juicio, es que se disminuye la confianza en la neutralidad del alto tribunal, “lo que muestra es que la corte ha sido politizada”.
En ese sentido, recuerda que el expresidente republicano Donald Trump puso tres de los nueve jueces que hoy conforman la corte y esto tres votaron en contra de la sentencia: Neil Gorsuch, Bret Kavanaugh y Amy Coney Barrett. Ésta última reemplazó en 2020 a la fallecida magistrada demócrata Ruth Bader Ginsburg.

“Todo está en juego, en el aire, la corte muestra que está dispuesta a borrar el precedente que protege los derechos humanos y que puede ser el comienzo”, advierte Martínez, al señalar que el gobernador de Texas incluso está planteando la idea de que los hijos de migrantes no puedan estudiar en colegios públicos.
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Un tercer frente, agrega, es el factor político del tema, remarca la experta. Para ella, es claro que en los últimos 30 años el partido Republicano se ha “derechizado” aún más, y ha usado el aborto como su bandera de campaña.
En esa línea, Suelen Castiblanco, docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle, explica que las encuestas de opinión señalan que la mayoría de votantes estadounidenses están en contra de limitar el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.
Un asunto que despierta profunda división
El país está polarizado al respecto. Actualmente, cerca del 59% de los estadounidenses se muestra a favor de su legalidad y un 39%, en contra, una cifra que mantiene relativamente estable desde hace casi cinco décadas tras el fallo “Roe contra Wade”.
Precisamente Castiblanco se refiere a esa polarización creciente en la población estadounidense y “como se profundizan las brechas de lo que era el sueño americano de libertad y autonomía versus esa vuelta de la religión gobernando los aspectos más íntimos de la vida de las personas”.
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Así pues, sostiene que los demócratas tendrán una agenda fuerte, no la tradicional, contra el excesivo “conservadurismo” que se está tomando a Estados Unidos.
Ahora bien, en lo que respecta a derechos humanos, considera que sería un gran retroceso frente a las campañas que se han venido adelantando en diferentes países del mundo, desde la década de los 60.
Todo ello, sin mencionar que “significaría una criminalización sin precedentes de un grupo importante de la población estadounidense, de 166 millones de mujeres”, lamenta.
Desde el punto de vista político, si la Corte Suprema de EE.UU. anula el derecho al aborto, los demócratas aprovecharían el tema para capitalizar el voto de los activistas en las elecciones de medio término, en noviembre próximo.
Dorian Kantor, profesor de la Universidad Javeriana, afirma que si bien la respuesta demócrata es fuerte en torno al tema, la gente saliendo a la calle y varias ONG que prometen acciones y recaudan fondos para contrarrestar el efecto de la decisión de la Corte, no cree que sea suficiente.
Es escéptico de que el aborto por sí solo sea suficiente para invertir la tendencia establecida de que el partido de un nuevo presidente tiende a perder en las elecciones de medio término , algo que sólo pasó en 2002, pero George W. Bush se benefició del “efecto de agruparse alrededor de la bandera” tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Más bien, las elecciones de medio término suelen girar en torno al presidente y a su partido, dice el analista político. Y ahora mismo, según él, hay muchos temas que perjudican a los demócratas: El estado de la economía, la inflación, los niveles de empleo.
Kantor recuerda que la aprobación de Joe Biden está por cerca 40 puntos, y opina, que la esperanza de los demócratas es que otros grupos sociales, como la comunidad Lgtbi, se movilicen ante la amenaza de nuevas revocaciones de las decisiones judiciales que otorgan protección constitucional al matrimonio gay, por ejemplo.

La mayoría de los estadounidenses apoya el derecho al aborto y se opone a revocar la decisión de la Corte Suprema de 1973.