Winter is coming: Nueva carrera armamentista en el mundo.
La amenaza explícita lanzada el pasado miércoles por el presidente ruso Vladimir Putin, de que apuntaría su armamento nuclear hacia territorio estadounidense si Washington despliega misiles de medio y corto alcance en Europa, ha coronado un súbito endurecimiento en el tono de ambas partes, reavivando con ello el fantasma de una nueva carrera armamentista entre las dos potencias.
Con su advertencia, Putin hizo eco al retiro este mes de Estados Unidos del Tratado de Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio, otra de las cuestionadas decisiones del presidente Donald Trump, acusando a Moscú de violarlo desde 2014. El tratado INF prohibe a los dos países fabricar y hacer pruebas con misiles lanzados desde tierra con un rango de entre 500 y 5.500 kilómetros.
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Tanto Estados Unidos como Rusia comparten una historia llena de subidas y bajadas, de tensiones y ‘reinicios’ en torno al tema nuclear, donde parecería que no han podido ‘exorcizar los demonios’ que dejó la caída del muro de Berlín, en 1989.
Alexander Arciniegas, profesor de la Universidad de Santander, reconoce que sin duda las relaciones entre Estados Unidos y Rusia viven un momento de tensión y señala que uno de los aspectos de esto se refleja en el campo estratégico.
Sin embargo, el también analista internacional no calificaría esto como una “Guerra Fría”, por dos razones primordiales.
“Primero, porque Rusia, a pesar de su elevar su perfil internacional, no es lo que fue la Unión Soviética y segundo por la energía de China”, explica.
Sustenta esta afirmación en que Rusia no tiene el poder económico y militar que tuvo en su momento la Unión Soviética, pero especialmente lo atribuye a las ambiciones políticas que tenía la antigua URSS en el sentido de construir una zona de influencia a través del Comunismo.
Un tercer actor: China
En lo que respecta a China, Arciniegas argumenta que antes se tenían dos potencias que se disputaban el mundo, pero en este momento hay al menos tres, refiriéndose al gigante asiático, “ya no es un juego de dos bandos”.
Alejandro Alvarado, profesor universitario y analista internacional, plantea por su parte, una realineación de los poderes mundiales, ese fin de la hegemonía de Estados Unidos después de la caída del muro de Berlín.
“Hoy en día es algo completamente distinto, lo que vemos acá es el resurgimiento de una de las economías y poderes más relevantes en un contexto internacional”, señala.
Es más, define la relación entre Estados Unidos y Rusia como un equilibrio difícil de intereses multilaterales.
Y aquí juega un rol importante China, ya que, según Alvarado, en la escala del mercado, niveles de endeudamiento, participación del mercado y consumo per cápita, el liderazgo que históricamente ha tenido Estados Unidos, decrece de manera importante frente al gigante asiático.
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“Eso, en últimas, termina acercando bloques como Rusia y China, en contraposición a los intereses de Estados Unidos, y a la par aparece una Alemania en tercer lugar en la capacidad de generar riqueza, pero no logra trabajar con la suficiente sinergia con Estados Unidos, básicamente porque Europa tiene sus propios conflictos internos”, destaca Alvarado.
Y en ese contexto, advierte que la relación entre Rusia y Estados Unidos ha venido escalándose negativamente, haciendo alusión, por ejemplo, a los conflictos de Crimea y Siria. Es decir, empezó a jugar en otros bandos la confrontación, y ahora el enfrentamiento comenzó a ser directo, agrega.
Poder de disuasión
Arciniegas anota, en ese sentido, que Rusia ha fortalecido su capacidad militar porque es una forma de contrabalancear lo que hace Estados Unidos, para disuadir a su oponente, pero eso no significa necesariamente que tenga intenciones ofensivas.
Otro aspecto que destaca es que Estados Unidos y Europa se articulan alrededor de la otra, de allí que la amenaza del presidente ruso esté dirigida también al viejo continente, aunque aclara que los europeos están tratando de ganar mayor autonomía frente al influjo norteamericano.
De otro lado, en lo que se refiere a una posible nueva “Guerra Fría”, Arciniegas remarca que cuando se utiliza una expresión que caracterizó un momento, hay que ser cauteloso para usar esos términos de manera un poco ligera, porque la realidad política e histórica es distinta.
Alvarado, por su parte, considera que en realidad no hay “Guerra Fría” sino guerra en el sentido amplio de la palabra, ya que a su juicio, “los muertos de Siria y de Ucrania son muertos ciertos”, lo que ocurre es que son otros ejércitos los que combaten pero el tema de coaliciones hace que haya un estado de guerra”.
De hecho, insiste en que la capacidad de aniquilación que tienen tanto EE.UU. como Rusia hace que haya un status quo, “donde se muestran los dientes y se amenazan mutuamente” pero no toman la iniciativa porque terminarían todos destruyéndose.
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Periodista de Vanguardia desde 1996. Egresada de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Editora de la sección de Tendencias y Vanguardia Kids. Editora nocturna.
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