La salud de una sociedad tiene mucho que ver con la forma en que las administraciones tratan a sus ciudadanos más vulnerables, y los peatones son, indiscutiblemente, los usuarios más indefensos de nuestras calles.
La estrategia de Putin con sus ataques con drones parece dirigida a golpear la moral del ejercito ucraniano y a presionar a su población para que obligue a Zelensky a sentarse a negociar. En este momento de la guerra, Rusia tiene problemas de hombres y abastecimiento para sus tropas por lo que espera que el “general invierno” le dé una manita, mientras para la primavera entran en acción los 300 mil nuevos soldados reclutados, algo nada fácil, pues se trata de hombres que deberán recibir entrenamiento en pocas semanas.
Mientras las tropas ucranianas recuperan terreno en las regiones prorusas del sur como la ciudad de Jersón y los rusos hablan de evacuar unas 60 mil personas ante la posibilidad del ataque con una “bomba sucia” por parte de Ucrania, Putin administra sus cartas entre ellas el apoyo diplomático de Turquía y armamentístico desde Irán o China.
En ese contexto, África uno de los continentes golpeado por la escasez de trigo y maíz producto de la guerra en Ucrania es también un lugar en donde Moscú ha conseguido apoyo político importante pues cerca de la mitad de los países de la región se abstuvieron o votaron negativamente en la ONU las condenas contra Rusia.
El apoyo africano que se ratifica con la reciente visita a Moscú del presidente de Guinea-Bisáu quien también lidera la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental CEDEAO, es el resultado de una estrategia implementado por Putin al menos desde la cumbre de Sochi en 2019 que señaló el regreso de Rusia a África con una oferta de cooperación que va desde apoyo militar en el combate al terrorismo yihadista, hasta el combate al Ébola pasando por la formación de las élites africanas en universidades rusas.
En este cuadro se sitúa el paradójico y desesperado llamado de Francia en el Fórum de Paz y Seguridad en Senegal para que África se solidarice con Europa en la guerra en Ucrania. ¿El mundo al revés? O una prueba más de la incierta transición por la que pasa la política mundial.
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