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Marc Eichmann
Sábado 28 de enero de 2023 - 12:00 PM

Lo que no está en las noticias

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Es sombrío el entorno actual, a Colombia la acosan las noticias de cómo la improvisación y la falta de rigor se establece en decisiones que, ahora y nunca antes, afectan la vida diaria. La pesadumbre en algunos casos, y la falta de visión en otros, se desprende de los designios de la clase política actual.

En esta modorra de día gris los colombianos se refugian en los pequeños detalles del día a día que los hacen sentir vivos, a pesar del impacto real que imponen nuestro gobernantes. Muchos no comen tanto y cohíben experiencias a raíz del aumento de los precios y las erradas políticas de quienes se visten de reyes sin tener las capacidades para hacerlo. Sencillamente pesará cada vez más en muchos el “no alcanza” ni para esto ni para aquello.

El refugio a esta sombra está en los pequeños placeres presentes en la sonrisa o el abrazo de un hijo, en una conversación casual y reconfortante con su pareja, en un atardecer o un guiño inesperado. No reemplazan a los tres golpes diarios, pero alimentan la esperanza de los sueños, combustible primario de una vida feliz. Los colombianos son gente echada para adelante, aguantadora y berraca.

Las experiencias que alimentan los sueños están en gran parte en la interacción con las personas cercanas. La vida también nos trae a cuentagotas encuentros con gente grande, gente que nos abre otra perspectiva de como vivir la vida con un enfoque diferencial. Como en la película la vida es bella de Roberto Benigni, la interacción con estos seres queridos influye en nuestra química generando la serotonina, hormona de la felicidad: son el triptófano para seguir adelante en grande.

Hoy, a pesar de los acontecimientos recogidos por la prensa con respecto a la destrucción de las comisiones reguladoras de servicios públicos, la renuncia de la cabeza de la empresa más grande del país, el avance de una reforma a la salud más política que técnica, el intento ególatra de aplazamiento del metro de Bogotá y muchas locuras más, queda en mí el haber interactuado con para quienes hacer música es una forma de reconfortar a su prójimo, de contagiar optimismo y crear sueños; gracias Carlos y Claudia por la inolvidable velada en Gaira.

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