Desde hace muchos años se han hecho esfuerzos, aunque poco exitosos, de recuperar el inmenso potencial del río Magdalena, tanto para la seguridad nacional, como para el transporte de pasajeros, el turismo o la exportación e importación de toda clase de productos.
Editorial
Nuestra gratitud eterna
Hoy nuestras páginas editoriales lucen distintas. No están presentes César Almeyda ‘Kékar, Edilberto Ardila ‘Argón’ ni Diego García ‘Diego Caricatura’, caricaturistas que desde el humor político hacían crítica al día día de este país que nunca deja de sorprender. Kékar fue pluma infaltable por 45 años. Pero a partir de hoy ya no estarán sus trazos. Y la única razón para su salida es la difícil situación de caída de ingresos que afrontan los medios impresos, y Vanguardia no es ajena a ello.
No es un secreto. La llegada del COVID-19 ha sido una especie de estocada en el alma de los medios de comunicación, principalmente de la prensa impresa, que ya venía enfrentado dificultades por la caída de los ingresos por cuenta de los anunciantes. La pandemia ha significado poner en riesgo a muchísimas industrias, pero en el caso de los medios la paradoja es aún más profunda: mientras los ingresos publicitarios caen de forma vertiginosa y ponen en entredicho el futuro de la prensa en el mundo, las cifras de consumo de información de los medios es la más alta desde que existen estas mediciones. En el caso de Vanguardia, por ejemplo, llega hoy a más de 25 millones de páginas vistas en el último mes y cerca de cuatro millones de visitantes únicos, es decir, cuatro millones de personas que todos los días buscan informarse a través de nuestros distintos canales digitales. Nunca antes en 100 años de historia nuestro medio había tenido una audiencia tan grande, pero nunca antes se había enfrentado a una caída de ingreso tan fuerte como la actual. Esa es la gran contradicción de nuestros tiempos: cada vez los medios crecen más en audiencias y en presencia informativa, pero caen sus ingresos, al tiempo que los lectores exigen mejor periodismo, más profundidad, mayor análisis, más tecnología. El buen periodismo vale, no puede ser gratuito, requiere de gran calidad profesional, tecnología y un largo etc.
En el caso de la prensa regional, esta información es aún más necesaria, pues los medios regionales son quienes visibilizan las necesidades de una región, que en el caso de Santander, la mayoría de las veces es invisible para quienes toman las decisiones en el poder central. A su vez, es la prensa regional la que denuncia la corrupción que carcome a nuestras instituciones. Sin ella, el festín de robo de recursos públicos no tendría límite.
La información veraz, responsable y objetiva es esencial, mucho más en estos tiempos. Ojalá existiera por parte del Gobierno un concreto plan de apoyo a los medios en estos tiempos de crisis. ¿Podrá existir una democracia sin una prensa libre e independiente?
Durante un siglo, Vanguardia ha trabado sin descanso por Santander. Esta casa editorial ha sido la fuente de empleo de miles de familias que durante 100 años han sido parte parte de esta institución. Vanguardia ha sido la cuna donde se han formado grandes periodistas de nuestra región y una mano solidaria que siempre ha estado ahí cuando los santandereanos la han necesitado. Y lo seguiremos haciendo, no desistiremos de nuestro deber de informar y nuestro compromiso con Santander. Llegar a 100 años de existencia ha implicado vencer los más difíciles obstáculos, y no nos venceremos ahora. Pero no podemos hacerlo solos. Vanguardia es un patrimonio de Santander y saldremos adelante de la mano de todos los santandereanos. A Kékar, Argón y Diego nuestra gratitud eterna.