Estación de Café Madrid: Del abandono a rincón de cultura de Bucaramanga
Ya no hay rastros de la historia de los trenes y sus pasajeros. Pasaron 77 años desde que el primer ferrocarril llegó al Café Madrid y solo quedan unos cuantos rieles.
De la antigua estación, que por casi 50 años recibió los ferrocarriles de la ruta de la Costa y fue centro del comercio, ahora solo queda una parte de la fachada frontal.
Después de su cierre fue declarada bien de interés cultural, para luego ser ocupada por personas de escasos recursos.
Además del olvido histórico, la otrora imponente estación del tren soportó en el 2012 un incendio. El fuego consumió las bodegas, gran parte de la estación y las pertenencias de más de 250 familias.
Los vecinos del sector aseguran que entre las ruinas se observaba con frecuencia consumidores de alucinógenos y habitantes de calle.
Muestra de su ocupación son los ladrillos raspados y partidos, en los pocos muros levantados que quedaban.
Sin embargo, desde marzo pasado el panorama cambió. El predio, ubicado al Norte de Bucaramanga, fue cerrado. Ahora se adelantan la restauración de la antigua estación del ferrocarril.
Del abandono se pasará a un espacio de cultura y recreación para los pequeños de la comuna 1 de la ciudad.
De acuerdo con el Plan Especial de Manejo y Protección, avalado por el Ministerio de Cultura, se conservará la fachada original.
En su interior, donde funcionaban talleres y un club para los ferroviarios, ahora quedará un espacio con una capacidad para recibir cerca de 80 niños en las diferentes áreas.
Tendrá una ludoteca con salones de lectura, auditorio o sala múltiple, salones de artes, música y danza para los infantes.
En el diseño interior la distribución y la estructura es semejante a la ludoteca que ya funciona en el Centro Cultural del Oriente.
Un largo proceso
Tras ser declarado bien de interés cultural por parte del Ministerio de Cultura en 1996, pasaron más de 20 años para que su restauración se hiciera una realidad.
El primer gran paso se dio en 2014, cuando se aprobó el Plan de Manejo y Protección de la Estación Café Madrid. Esta decisión permitió que en abril de 2015 se contrataran los diseños para reconstruirla.
En 2016, el Ministerio de Cultura autorizó el proyecto de intervención de la Estación Café Madrid.
Con el plan listo, la actual Administración Municipal anunció en octubre de 2017 el trámite de la licencia y la apertura de la licitación.
Finalmente, en enero de este año se adjudicó dicha licitación y en marzo comenzaron las obras. El proyecto será entregado a la comunidad en diciembre próximo.
¿Cómo va la restauración?
En el ala norte del proyecto se trabajan en obras de restauración de la estructura y en el ala sur en la construcción de una nueva.
“Ambas partes se enlazan para que quede el diseño original del proyecto, que según el estudio de conservación, se construyó en tres fases”, explicó Luis Santander, representante de la interventoría del proyecto.
Parte de las obras que se ejecutan actualmente consisten en el reforzamiento estructural de la mampostería existente, es decir, de la fachada que se conservará. A estos trabajos se le suman la instalación de la cubierta de madera con teja de barro, el cerramiento y las cometidas hidrosanitarias.
Además, cuando se concluya la restauración, se construirá un sendero urbano desde la estación hasta el Colegio de Café Madrid, a unos 80 metros de distancia. “El propósito es que los niños puedan acceder de manera segura a la ludoteca”, aseguró Santander.
Algo de historia
Antes de la estación, la vía férrea se extendía 109 kilómetros desde Puerto Wilches hasta Bocas de Rionegro.
En 1936 se inició el proyecto para unir a Puerto Wilches con Bucaramanga. Las hermanas Vesga Blanco, vendieron 20 hectáreas de un terreno llamado Café Madrid por $25 mil. Allí se levantó la estación.
Finalmente, en 1941 llegó por primera vez el ferrocarril a Café Madrid. La estructura, de tres fases, tenía una torre principal, donde había un telefonista que despachaba los trenes. En el primer piso quedaba la cafetería y la oficina del jefe de la estación. En las otras fases quedaban bodegas, talleres y hasta un club para ferroviarios.
Después de casi 50 años, en 1992 los Ferrocarriles Nacionales cerraron sus puertas, aunque para esta fecha ya los trenes no llegaban al Café.
“Le cambiará la cara al barrio”
Aunque no sabe con certeza qué obras se realizan en la antigua estación del ferrocarril, Ana Victoria Lozano está muy satisfecha con la intervención. Asegura que desde que se iniciaron los trabajos, se ‘limpió’ el predio y sus alrededores.
La mujer ha vivido toda su vida en Ciudadela Café Madrid, tiene un restaurante y una tienda que funcionan justo en frente a la estación. Por eso, ha visto como la zona permanecía invadida por familias y luego, por habitantes de calle.
“Antes estaba abandonado o invadido, estaba sucio y olía mal. Esta obra cultural le va a cambiar la cara al barrio”, manifiesta. El anhelo de Victoria, así como de otros vecinos, es que además de recuperar el espacio, la nueva obra se convierta en un atractivo para los bumangueses.
“Esta obra nos valorizará el sector”
Fernando Carrillo lleva 21 años habitando una de las casas ubicadas frente a la antigua estación del ferrocarril. De la historia de esta insignia de la región, recuerda los episodios más recientes, como la invasión del predio y el incendio que acabó con todo.
En los últimos años, el espacio era sinónimo de soledad y peligro. En las noches, no dejaba que sus hijas pasaran solas por esa zona, porque estaba llena de ‘malandros’.
Por eso, agradece que del abandono renazca un espacio para la comunidad.
Manifestó que se escuchó que en este predio se construiría un proyecto de interés social, pero, afirma, nunca se hizo nada. “No viviremos en una mansión, pero este sitio es nuestro hogar. Con esa obra, el sector tendrá más valor y lo mejor es que el espacio va a quedar para el disfrute de todos”.