Alexis, un campesino de talla mundial
“Del trabajo de campo en una vereda se fue a Ocaña a vender rifas, ser músico, luego vendedor ambulante, llegar a camarógrafo y por último productor audiovisual”, asegura Alexandra Franco Quintero, una hija orgullosa de los logros de su padre.
El camino no fue fácil. En la vereda Los Cedros, jurisdicción de Hacarí, Norte de Santander, la violencia hacía presencia incluso antes del primero de diciembre de 1971, fecha en la que nació Luis Aleisy Franco Pérez.
Quinto primaria fue su mayor título profesional, pero no hizo falta un colegio o una universidad para convertirlo en un punto de referencia en la producción audiovisual de Ocaña, y para cumplirle el sueño de viajar por el mundo.
México, Francia, Egipto, Israel, Guyana, Surinam y Brasil, hacen parte de la lista de 23 países que Alexis (como es conocido por todos) recorrió con su propio programa.
Sus inicios
Todo empezó en Los Cedros, cuando Alexis veía a los amigos de su padre interpretando el tiple y el requinto. Su habilidad para aprender todo de manera empírica, lo llevó a interpretar los mismos instrumentos y a conformar el Trío Hacaritama, una fórmula con la que tres aficionados llegaron a Ocaña.
Mientras lograban reconocimiento, Alexis empezó a vender rifas por todo el pueblo.
Desde su vida en Los Cedros soñó con participar en el aniversario de Progreso Campesino, un programa de Radio Catatumbo que celebraba año tras año un concurso en homenaje a la música campesina.
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La primera vez que participaron, el Trío ganó el concurso y Alexis tuvo su primer acercamiento con la televisión, un medio al que nunca pensó llegar pero que le dio todo lo que siempre quiso.
Entre la música y la televisión
“Empezamos con Progreso Musical, un programa de televisión como homenaje a avance campesino. Ahí participó el Trío Hacaritama y gustó tanto, que la audiencia pidió un segundo programa con el mismo grupo. Allí se empezaron a conocer las composiciones de Alexis y esa fue la primera vez que él me preguntó qué era el aparato que yo estaba utilizando, una cámara de video”, cuenta Dagoberto Carrascal, amigo de Luis Alexis.
La vida lo convirtió en vendedor ambulante. Siempre se ubicaba cerca al canal y a una emisora en la que trabajaba Dagoberto, razón por la que las personas de los medios ya estaban familiarizados con él.
“Una tarde lo invité a conocer el canal, vi en su rostro la maravilla respecto al tema, cómo sería que meses después llegó a decirme que estaba negociando una cámara de video para hacer un trueque con un acordeón que tenía. Yo le dije que la cámara estaba buena”, asegura su amigo.
Con esa cámara y los consejos de Dagoberto, empezó a ofrecer servicios de video para cumpleaños, matrimonios y eventos sociales.
Gracias a eso logró ingresar a Tele Ocaña como camarógrafo, y en tiempo récord se volvió productor de Ocañerísimo, un programa que habían sacado del aire pero al que Alexis quiso darle continuidad.
De Los Cedros a Egipto
“Creo que su legado fue ayudar a todo el mundo, no le costaba trabajo hacer un favor si estaba en sus manos” recuerda Dagoberto.
“Me sorprendía la forma con la que lograba conseguir recursos. Teniendo en cuenta lo buen amigo que era, creo que así era como las personas le aportaban. Admiro su perseverancia”, cuenta Orlando Franco, un sobrino al que le dio la mano e inspiró a seguir el mismo camino.
Con esa mezcla entre bondad y perseverancia, logró convertir Ocañerísimo en El Lente Viajero. Pasó de contar historias de Ocaña a relatar las tradiciones de los santanderes. Bajo ese formato logró vender la idea a Canal TRO. La historia por contar de los municipios de los santanderes, escaló a Colombia y luego al mundo.
El Lente Viajero lo llevó a cumplir uno de sus sueños: conocer varios países. A punta de trueques recorrió Sudamérica y parte de Europa, África y Asia, siempre con sus más fieles compañeras: su cámara y su bondad.
“En ese tiempo para una persona como él, un campesino del Catatumbo que ni siquiera hizo bachillerato, era impensable conocer tantos países”, cuenta Alexandra, su hija.
‘Colombianísimo’
Entre sus viajes nació otro amor, el amor por Colombia. Estando lejos de su país escuchó una canción colombiana y desde entonces hizo todo lo posible por mostrar lo mejor de su país, alrededor del mundo.
Nunca dejó de lado la música. Su talento alcanzaba para la producción, edición, grabación de video, interpretación musical y hasta para la composición.
“Un día estaba cantando una canción de él pero no sabía. Él me dijo: “¿vos que estás cantando?” y yo le respondí: una canción de un grupo que me encanta, a lo que contestó: esa canción es mía”, relata Alexandra, y en efecto, en el CD original del grupo Gospel aparecía su nombre como autor.
Con el tiempo dejó de ser solo compositor. Realizó tres producciones musicales propias y se unió a varios paisanos para crear un grupo, realizar un cd y dejar una segunda producción en marcha. Sus canciones, algunas cristianas, estaban dedicadas a la vida, a la mujer y especialmente a Colombia.
“Qué bonita es mi Colombia, cada día la quiero más, invito a mis compatriotas, trabajemos por la paz”, se escucha en el primer párrafo de ‘Orgullo colombiano’, canción de su autoría.
“Su vida es de admirar, es un referente de tesón, trabajo, ganas, constancia, rectitud y humildad” resalta Dagoberto.
Alexis fue un referente en su tierra y la inspiración para que Alexandra, su hija mayor, siguiera el camino de la producción audiovisual.
A pesar de conocer el mundo nunca se olvidó de su tierra. Su amor y su orgullo lo llevaron a continuar realizando producciones de los municipios del Catatumbo.
Las fiestas de El Tarra fueron la excusa para tomar rumbo al municipio. “Nos vemos el lunes”, dijo Alexis a su hija mayor, antes de emprender su último viaje.
“Él fue un gran ser humano, y no lo digo porque fuera mi papá, es porque era así”, cuenta Alexandra con nostalgia.
Su despedida fue masiva, cientos de ocañeros acompañaron a la familia Franco en la despedida de Alexis, un hombre del que jamás olvidarían todo lo que hizo por ellos.