Cada año se ve con mayor claridad y, por supuesto, con mayor preocupación, la situación tanto del área metropolitana como...
América Latina, ‘condenada’ a pasar hambre
- Fotomontaje / VANGUARDIA
En 2019, 13,2 millones de personas se sumaron a las filas de latinoamericanos que viven en condiciones de hambre en la región. Esa cifra, este año, con la pandemia de la COVID-19, ha resultado una combinación mortal.
Los habitantes de América Latina y el Caribe, hoy por hoy, no solo están profundamente preocupados por contagiarse de coronavirus, sino por sus ingresos, la pobreza y la desigualdad que los aqueja, lo que se traduce en falta de comida, desnutrición, mala alimentación y obesidad.
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El informe “Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina y el Caribe 2020”, de la ONU, retrata esta compleja realidad, que afecta a 47,7 millones de personas, el 7,4% de la población regional, y que pone a Venezuela y Haití a la cabeza de la lista de los 10 peores países junto a otros como Yemen, Congo, Afganistán, Siria y Etiopía.
Para Giovanny Reyes, profesor e investigador de la Universidad del Rosario, el caso venezolano es una crisis humanitaria intensa y prolongada, a la que no se le ven salidas.
En este país, según la Organización de las Naciones Unidas, ONU, el hambre aumentó de manera alarmante en los últimos cinco años: 31%.
La situación en Venezuela es muy compleja por el bloqueo norteamericano, las condiciones económicas y políticas, la migración masiva, los problemas de orden social y la falta de acceso a los alimentos, señala Jaime Rendón, director del Centro de Estudios e Investigaciones Rurales de la Universidad de La Salle.
“Esto va a llevar a que la situación se siga deteriorando sustancialmente”, alerta el docente, quien esperaría que con las elecciones de mañana en ese país se pueda generar un proceso de transición para que los venezolanos encuentren salidas y acuerdos a sus difíciles condiciones de vida.
De otro lado, Reyes expone que la crisis alimentaria en la región tiene que ver con una política económica general, un déficit en la balanza comercial, y eso se refleja en la deuda externa de los países.
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Es decir, el modelo está hecho para que la agricultura no esté en igualdad de condiciones para competir con los mercados internacionales. “Se ha descuidado la situación del campo, en Colombia hay dos realidades: la rural y la urbana”, argumenta.
En el ámbito mundial, agrega el experto, hay cerca de 800 millones de personas que padecen hambre crónica, y en América Latina, precisa que el 46% de los niños menores de cinco años sufre desnutrición, por lo que la seguridad alimentaria no está garantizada.
Impacto de la COVID-19
Si se cumplen las proyecciones, a raíz del impacto de la pandemia, la ONU ha advertido que América Latina estaría retrocediendo a 1990. En resumen, 30 años perdidos en la lucha contra el hambre.
Evidentemente la pandemia va a producir condiciones fuertes, no solo para la seguridad alimentaria, sino nutricional, en lo que se refiere a comer bien y comer sano, sentencia Rendón.
De hecho, menciona que debido a la COVID-19, unos 1,3 millones de hogares colombianos han tenido que reducir la ración, pasando de tres a dos comidas al día.
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En ese sentido, el docente universitario asegura que el 60% de la población latinoamericana tiene problemas nutricionales y esto, va de la mano con la prevalencia de comida chatarra y bebidas azucaradas, que hacen cada vez más complejo el acceso a una alimentación sana.
Entonces, Rendón no prevé que las cosas mejoren en la región, tanto en términos de calidad como de cantidad, y por el contrario, cree que habrá un mayor deterioro de las condiciones de seguridad alimentaria.


Periodista de Vanguardia desde 1996. Egresada de la Universidad Autónoma de Bucaramanga. Editora de la sección de Tendencias y Vanguardia Kids. Editora nocturna.
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