Santander está unido contra la violencia y llora a sus 5 héroes
Estamos de luto. El dolor y la conmoción embargan a los santandereanos y en general a toda Colombia al conocer que el vil atentado perpetrado contra la Escuela de Cadetes General Santander, ocurrido el pasado jueves en la Capital de la República, acabó con los sueños, las ilusiones y las vidas de cinco jóvenes de nuestra tierra.
Los uniformados, entre ellos un sencillo oficial bachiller, un piloso ingeniero de sistemas de las UTS, dos cadetes y un patrullero, quienes aspiraban a culminar sus estudios y honrar a la patria con sus uniformes, hicieron parte del grupo de las 21 víctimas fatales del estruendoso estallido capitalino.
Lea también: El atentado que conmovió al país
Los cincos jóvenes se habían alistado unos semestres atrás voluntariamente para defender a nuestro país, pero fue el accionar de quienes están al margen de la ley el que terminó dejándoles vulnerables ante la misma barbarie.
Los familiares de estos cadetes, quienes libran una interminable zozobra en sus almas tras la partida de sus seres queridos, intentan sobreponerse en medio de los abrazos solidarios del pueblo santandereano y de todos los colombianos.
Anoche, en la Plaza Cívica Luis Carlos Galán Sarmiento, centenares de ciudadanos, en una clara demostración de afecto y en rechazo al terrorismo, se congregaron para elevar una plegaria al cielo y manifestarles a los violentos que no vamos a permitir que se siga derramando sangre en nuestro país.
Le puede interesar: Así fue el recorrido del carro bomba que explotó en la Escuela General Santander
A quienes se congregaron en la mítica plaza los unió la indignación, la hermandad y la tristeza por la cruel arremetida del terrorismo.
Por eso todos, al unísono, reprochamos este acto inhumano de la violencia y dejaron claro que los estallidos de la guerra no solo merecen el repudio, sino que además deben ser silencionados de una vez por todas.
Nos corresponde honrar la memoria de estos hijos santandereanos caídos, entre otras cosas porque es una obligación moral de todas las autoridades y de Colombia entera para con sus familiares.
Este atentado a la juventud, perpetrado contra nuestros estudiantes, no puede quedar impune y será preciso que Santander y Colombia sigamos unidos contra la violencia.
Estos son las cinco víctimas santandereanos
Óscar Javier Saavedra Camacho
Óscar Javier Saavedra Camacho, uno de los jóvenes uniformados que murió en el atentado a la Escuela de Cadetes General Santander, era considerado como un gran colaborador de la comunidad. Así lo veían los residentes en la urbanización Villas de Romero de Bucaramanga, en donde residía junto a su familia.
“Era servicial, muy atento con los vecinos y un bonito ser humano”, señaló Carlos Jiménez, amigo de toda la vida de la familia Saavedra Camacho.
En el seno de su bello hogar y siguiendo la disciplina, el respeto y la constancia que nutrió a través del karate do, técnica oriental que practicaba con pasión, Óscar Javier era un consagrado deportista y un auténtico campeón.
Además de ganar varias medallas regionales, conformaba el destacado grupo de taekwondo de la Policía. Justo el año pasado se llevó el primer puesto nacional de una competencia de esta disciplina oriental.
Oscar Javier estaba a punto de cumplir 22 años. Nació el 30 de enero de 1997.
Sus familiares aseguran que él estaba empecinado con la idea de servirle al país y, por eso, siempre lo apoyaron en esta noble misión.
Pero, ya era un profesional. De hecho, ya se había graduado con honores del programa de Ingeniería de Sistemas de las Unidades Tecnológicas de Santander, UTS.
Él solía decir que era un honor haber nacido en la capital santandereana y que se sentía más orgulloso de su uniforme.
En Villas de Romero pasó la pasada temporada navideña y se le vio ilusionado con la idea de graduarse como militar, entre otras cosas, porque quería llevar una vida consagrada al servicio de la comunidad.
Iván René Muñoz Parra
La sonrisa tímida de Iván René hace parte del recuerdo de la mayoría de los familiares de este joven patrullero. Este gesto, del nacido en San Gil pero criado en Barichara, es la evidencia de un muchacho humilde, soñador y amante de la justicia.
La mayoría de los allegados de Iván lo describen como un enamorado de su familia. Además de ser una persona comprometida con el servicio.
Edwin Parra, familiar de Iván René, dijo que no se imagina a su primo haciendo otra cosa: “Desde pequeño soñaba con ser Policía”.
“No había momento en su vida que lo hiciera tan feliz como vestir su uniforme. Algunos intentaron persuadirlo para que cambiara de profesión, pero ayudar al desprotegido era su filosofía de vida”.
Teresa Cediel, amiga de la familia, con la voz entre cortada, recordó cómo Muñoz Parra, hace algunos días hizo parte de una bazar en la vereda El Salitre, de Barichara, donde residía.
“Siempre al lado de sus papás y muy feliz rodeado de todos los vecinos. Era un chico muy sencillo, humilde... Cada vez que estaba de permiso, viajaba a la casa”, agregó Cediel.
Mauricio Rivera, compañero de la víctima, afirma que “Iván era un excelente amigo, muy fiel, apasionado y siempre dispuesto ayudar. Estoy seguro que, a pesar de ver sus sueños truncados, se siente orgulloso de su paso por la tierra, porque logró transformar la vida de muchas personas”.
Vanguardia Liberal pudo conocer que varias autoridades de la Provincia Guanentina preparan un homenaje para el joven patrullero y su familia. El objetivo es honrar la labor de este joven Policía santandereano.
César Alberto Ojeda
El orgullo de papá y mamá, eso significaba el cadete César Alberto, para la familia Ojeda Gómez. Con apenas 22 años de edad ya tenía un proyecto de vida definido, ser miembro de la Policía Nacional.
Logró completar su incorporación en la Escuela de Cadetes General Santander, en Bogotá, hace un año y medio, gracias al apoyo que incondicionalmente le brindaron sus padres, César Augusto y Lucero. Ya cursaba cuarto semestre.
‘Albertico’, como siempre lo llamaron, era el segundo de cuatro hermanos. Egresado del Instituto Gabriela Mistral de Floridablanca, amante de los caballos y de la vida.
Nadie es capaz de referirse a él con otras palabras que no sean de amor, respeto y admiración. Más allá de definirlo como un hombre bondadoso y cariñoso, hay quienes hoy lo consideran un ángel.
Era parte del grupo de Nazarenos que acompañaba las celebraciones religiosas durante la Semana Santa en Floridablanca, el municipio que lo vio nacer un 19 de diciembre.
En un estremecedor relato, desde su casa ubicada en la vereda Casiano, su abuela Cecilia Pérez expresó que este momento ha sido uno de los más desgarradores. Hace menos de una semana se habían despedido. Él debía regresar a Bogotá para continuar con su carrera, esa que veía con un futuro prometedor.
“En diciembre, Dios nos lo prestó para que estuviera acá con nosotros. Estuvo muy feliz y contento. Siempre lo sacaban en los desfiles por lo alto y simpático”, precisó la mujer.
Quien recordó que justo en esas conversaciones finales, su nieto le comentó que estaba emocionado porque le dejaron dos caballos a su cuidado, aunque de ese par había uno que tenía muy consentido.
Jhonathan Herney León
“Era un enamorado de la vida, de su familia y de su trabajo”, así recuerdan familiares y amigos a Jhonatan, el joven cadete de 23 años de edad, quien residía en el barrio Provenza de Bucaramanga.
“Él lo hacía reír mucho a uno, fue muy conversador. Era la luz de la familia. Durante su carrera en la Policía fue muy juicioso, tenía mucha ilusión por terminar, y en julio próximo recibía la tercera estrella en su curso de oficial. Fue una maravilla de hijo y como persona. En la última conversación que tuvimos, le dije que estuviera concentradito en sus estudios. Él me manifestó sus deseos por graduarse”, relató Óscar León, padre de este héroe.
Fredy Guzmán, cuñado de Jhonatan, así describió al cadete que llevaba año y medio en la Policía. “Era la alegría de la familia. Cumplió los 23 años el pasado 6 de diciembre. Era el único hijo hombre, tenía tres hermanas. Ya estaba proyectando, cuando terminara su carrera, comprar su casa. Solo le faltaban tres semestres para graduarse como subteniente”.
Amigos del cadete hablaron de las aspiraciones profesionales que tenía. “Mi negro, como le decía, era orgulloso de portar su uniforme verde oliva. Muchas veces me contó cuánto amaba a sus padres, decía que deseaba entregarles el título de oficial pronto. Fue un hombre alegre, respetuoso atento y, sobre todo, un gran amigo”, expresó Adriana Gómez.
Camila Marentes, otra de sus amistades, recordó que “era supremamente alegre y cariñoso. Un día me dijo que, cuando terminara el curso, quería ingresar a la Dijín (Dirección de Investigación Criminal de la Policía e Interpol). Hablaba mucho de su familia, sobre todo de su mamá”.
Diego Fernando Martínez
Desde muy pequeño soñaba con servir a la patria. “Decía que era la mejor manera para ayudar a las personas. No le gustaban las injusticias y por eso quería aportar su granito de arena para que el país fuera mejor”, así recuerda Katheryn Soto, a su novio, Diego Fernando Martínez.
Con 22 años, este joven oriundo de Curití, se formaba para oficial bachiller en la Escuela de Cadetes General Santander en la capital del país, donde llevaba un año y medio. Entraba a cursar su cuarto semestre.
El cadete, como rememora su novia y amigos, era un muchacho carismático y extrovertido. “Le veía siempre el lado positivo a las cosas. Era muy risueño y muy servicial con los demás”.
De familia sencilla, era el quinto de los hijos de José Martínez Jiménez y Mercedes Galvis Rodríguez, y como recuerdan sus allegados, el consentido de la casa. “Sus papás lo apoyaban en todo. Era el mejor hijo. Hacía todo por sus papás. Siempre estaba pendiente de ellos, y pensaba en lo mejor para la familia”.
Sus compañeros de colegio lo describen como un joven alegre. “Compartía con muchos amigos, y siempre estaba en grupo. Los profesores le tenían mucho aprecio”.
Trabajador incansable y perseverante, recién se graduó como bachiller del Colegio Eduardo Camacho, en 2015, se enlistó para prestar el servicio militar en San Gil. Después, con mucho esfuerzo ingresó al curso de oficial.
“Sus papás siempre apoyaron su sueño. Aunque nos afectó no verlo todos los días, cuando se fue para Bogotá, ellos y todos estamos orgullosos de él”.
Santander, en máxima alerta luego de atentado en Bogotá
Autoridades civiles, policiales y militares, reunidas ayer en un consejo de seguridad en la Gobernación de Santander, acordaron no bajar la guardia en sus diferentes jurisdicciones para evitar hechos que alteren el orden público.
El gobernador (e) de Santander, Andrés Fandiño, aseguró a Vanguardia Liberal que la fuerza pública mantendrá su presencia en todo el departamento y “se activarán algunos protocolos para garantizar la seguridad de los ciudadanos”.
El comandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga, Mebuc, brigadier general Manuel Vásquez, aseguró que “junto con los alcaldes metropolitanos se tomaron medidas de seguridad, con los parámetros que dio el Gobierno Nacional”.
El oficial explicó que sus hombres analizan posibles amenazas terroristas que pudieran afectar la seguridad de los ciudadanos, bajo los máximos protocolos de investigación y seguimiento a sospechosos.
“Estamos desde la inteligencia y la investigación, junto con la Fiscalía General de la Nación, caminando en una misma dirección para garantizar la seguridad de todos los ciudadanos”, afirmó el comandante de la Mebuc.
El brigadier general confirmó que en el área metropolitana de Bucaramanga, meses atrás, han sido capturados varios integrantes de grupos al margen de la ley, quienes vienen a la ciudad a “tomar oxígeno o a cumplir con recuperaciones médicas, luego de ser impactados con arma de fuego” en diferentes combates con la Fuerza Pública.
Trabajo mancomunado por un Santander seguro
El comandante de la Policía Santander, coronel Carlos Julio Cabrera Suárez aseguró que en todo el departamento se mantienen los planes institucionales con los diferentes protocolos para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
“En coordinación con la autoridades de Norte de Santander y Boyacá estamos realizando diferentes planes para blindar a nuestros departamentos y prevenir cualquier acción terrorista”, afirmó el coronel Cabrera.
El Coronel Rogers Martínez, comandante de Policía Magdalena Medio, aseguró que sus hombres, en conjunto con el Ejército Nacional y la Armada, siguen realizando operativos en diferentes puntos de esa zona de los departamentos de Santander, Bolívar y Antioquia para atacar a miembros del Eln.
“Seguimos tomando las correspondientes medidas de seguridad y acciones operativas para afectar a los organismos delictivos, como el Eln que tiene su accionar en esta región”, dijo del coronel Martínez.
El comandante de Policía Magdalena Medio aseguró que hombres del Grupo de Operaciones Especiales sección Hidrocarburos, Goes, vigilan el oleoducto de Ecopetrol, que se extiende por más de 3.100 kilómetros desde Tumaco hasta Cartagena.
Las autoridades invitan a todos los ciudadanos a denunciar personas o actos sospechosos a las líneas de emergencia 123 y 165 de la Policía Nacional.
Floridablanca encendió una luz de esperanza
Vestidos con camisetas blancas y velas sostenidas entre sus manos, decenas de florideños se congregaron en la noche del jueves en la parroquia San Juan Nepomuceno como manifestación de solidaridad con la Policía Nacional y las víctimas del atentado terrorista ocurrido en Bogotá.
El emotivo acto inició con una eucaristía y terminó con una ‘velatón’.
Ludwing Eslava, uno de los asistentes, habló del dolor, el miedo y la incertidumbre que embarga a la población.
“Nos duele que muchos jóvenes hayan perdido la vida de esta manera. Es muy duro cuando suceden estas cosas y más si de alguna manera eres alguien cercano a alguna víctima. Rechazamos todas las formas de violencia en Colombia”, afirmó Eslava, quien no pudo contener sus lágrimas.
¿Cuál es el mensaje de los policías de Santander al país?
Sandra Fernández, patrullera: “Es tiempo de estar unidos. En estos duros momentos hemos recibido el apoyo de todo un pueblo, esto evidencia que somos muchos los que le servimos a este país. Me duele profundamente la muerte de un compañero, pero tenemos la certeza que están orgulloso y conmovidos con la reacción de la gente”.
Wilson Carvajal, sargento mayor: “Reprochamos el ataque terrorista que acabó con el sueño y las aspiraciones de varios de nuestros compañeros. Pero nos queda la satisfacción del cumplimiento de su deber. Las demostraciones de afecto ratifican que somos más los buenos que los malos. Y hoy más que nunca me siento orgulloso de ser parte de la Policía Nacional”.
Nixon Niño, intendente: “Acompañamos a las familias de nuestros compañeros, que están envueltos dentro de una profunda pena. Aunque deben sentirse orgullosos de estos nuevos ángeles que tenemos en el cielo, dispuestos a protegernos. Es tiempo de dejar a un lado las divisiones políticas y rechazar rotundamente este tipo de hechos de horror y pánico”.
Lisseth Peña, patrullera: “Es imposible no sentir rabia e impotencia ante unos hechos cargados de cobardía. Nos solidarizamos con las familias de los cadetes y patrulleros caídos en tan macabro hecho. Invitamos a toda la sociedad a trabajar en conjunto para acabar con aquellas ideas nocivas, que nos destruyen como patria y nos impiden ser mejores.”
Manuel Vásquez, brigadier general: “Pese a este brutal atentado hoy me siento más orgulloso de ser policía. Porque son los colombianos los que nos están respaldando y al mismo tiempo rechazando al terrorismo que no tiene espacio en nuestro país. Serán derrotados, porque no tendrán quien los apoye, quien comparta esa irracionalidad y esa brutalidad”.
Noticias relacionadas:
Periodista de Vanguardia desde 1989. Egresado de la Universidad Autónoma de Bucaramanga y especialista en Gerencia de La Comunicación Organizacional de la Universidad Pontificia Bolivariana. Miembro del equipo de Área Metropolitana y encargado de la página Espiritualidad. Ganador del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar.
eardila@vanguardia.com