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En finca de Santander se cosechan mangos gigantes de hasta 6 kilos
Aquel mango pesó 6 kilos con 12 gramos, tras su hallazgo corrió la voz de que en una finca de la vereda Barirí, a 7 kilómetros del casco urbano de Socorro.
El particular fruto fue hallado el pasado lunes, cuando trabajadores de la granja orgánica hacían sus labores. Junto a él fueron encontrados otros más de entre 4 y 5 kilos, un tamaño descomunal.
Liliana Garnica, propietaria de la finca, afirmó que "se trajeron los mangos y vimos varios mangos gigantes. Me emocioné tanto que le conté a mi familia y empezó a correr el cuento".
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La mujer cuenta que en la cosecha del año pasado también encontraron mangos de grandes proporciones, pero los de este año superaron las expectativas. "Incluso al mango todavía le faltaba desarrollo. No caí en cuenta de decir al trabajador que no tocara los mangos gigantes y los bajó. Pero realmente les falta abrir más la piel. No sé cuánto puedan crecer en un proceso completo de maduración".

El año pasado Colombia obtuvo un nuevo récord al registrar en los 'Guinness World Records' el mango más pesado del mundo, que fue cultivado en Boyacá y alcanzó un peso de 4.25 kilogramos.
"El mango mío lo supera. Me sorprendió y en un primer momento quise postularme, pero me frené. Quiero ver primero la maduración del producto y conocer su sabor. A estos mangos les faltaba tiempo de cosecha, porque se bajaron antes de tiempo. Ahora toca dejarlos que se maduren sin la nutrición del árbol", comenta Iliana Garnica.
La mujer confía en que su calidad será de la más alta. "La fruta orgánica es mucho mejor que las de una agricultura convencional. Mis árboles están fortalecidos con minerales y muchos nutrientes. Sin embargo, tenemos que esperar la maduración...".
Igualmente, esta emprendedora afirma que si mantiene sus técnicas de producción y se mantienen los resultados, posiblemente el próximo año tome la decisión de postularse para lograr aquel reconocimiento mundial. "Sería un orgullo como colombiana".
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Garnica expresa su emoción tras ver los resultados de su esfuerzo y dedicación. Cuenta que su experiencia en la agricultura no es amplia, pues tan solo hace cinco años decidió dedicarse al campo, tras haber criado a tres hijos.
A sus 47 años de edad resalta que el éxito de sus productos son gracias a los procesos orgánicos que empezó a aplicar desde que inició su proyecto personal.
La mujer asegura que al comprar la finca los cultivos establecidos con árboles que no eran robustos. "Empecé a cuidarlos ya a aprender sobre agricultura orgánica. Los primeros tres años fueron de ensaño y error. Pero desde el año pasado empiezo a entender un poco mejor los proceso y la importancia de la nutrición del suelo. En la granja preparamos los insumos, abonos, fertilizantes y los minerales, hacemos todo el trabajo de microbiología para la reproducción de las bacterias nativas de mi suelo", explica.
La granja ha salido adelante gracias al esfuerzo de Liliana, quien lidera el proyecto sola, pues sus hijos están dedicados a otros oficios lejos del campo.
Entre las problemas que ha tenido es la escaza mano de obra. "Los hijos de los campesinos se trasladaron a las ciudades. Quedan señores mayores que se resisten a los procesos del trabajo orgánico. Ahí voy avanzando con algunas dificultades, pero muy satisfecha al ver los resultados. Ha sido una lucha muy bonita que yo misma elegí, nadie me obligó".
La decisión de trasladarse al campo es algo que Garnica tenía en mente desde hace tiempo. "Me casé muy joven y me dediqué al hogar. Fui ama de casa y a mis hijos los cuidé mucho en su alimentación. Nunca les compré paquetes ni jugos de caja. Siempre les di lo más natural, así que siempre anhelé tener una finca. Mis abuelos fueron ganaderos, siempre quise tener finca y afortunadamente se dio la oportunidad".
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Además de mangos, Iliana Garnica también cultiva aguacates, cítricos y cacao. "También he sacado mandarinas de tamaños estrambóticos. Los limones criollos son muy grandes. Todo tiene que ver con la nutrición de los árboles".
La mujer cuenta que los cultivos de mango y aguacate son los que más dificultades han tenido por suelen ser más atacados por los parásitos.
Con todo el conocimiento que adquirido en el transcurso de estos cincos años, Garnica ha aprendido a identificar las enfermedades y la forma en que se deben tratar. "Todavía no me las sé todas, pero cada día vamos aprendiendo, cada cultivo es afectado por plagas diferentes".
Por ejemplo, sobre las mangos Garnica señala que para mantener las cosechas a lo largo del año recurre a la estimulación de sus 60 árboles a través de podas y la preparación de hormonas para ayudar a la floración. "El mango tommy tiene una dificultad. Se ve hermoso por fuera, pero al abrirlo puede tener enfermedad adentro. Por eso es común que otros agricultores les pongan muchos venenos que yo no uso. En mi finca sacamos fruta limpia", recalca.
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Recuerda que al iniciar su proyecto buscó asesoría con expertos que le aconsejaron llenar su predio con químicos para empezar a producir. Pero por fortuna se encontró con la Asohofrucol, organización que ha impulsado la agricultura tropical. "Están ensañando a los productores a cosechar de manera orgánica, para no aplicar los venenos para que no se expongan vidas".
"Es necesario que los agricultores vean que sí se puede cultivar sin químicos, así se tengan que esperar algunos meses para ver un mejoramiento", subraya.
