Si bien por el principio de buena fe se debe asumir que son justificadas las razones para que la Dian haya decidido obligar...
Cuerpo del niño quemado será trasladado a San Joaquín
- Suministrada/ VANGUARDIA
“El dolor de una madre por perder a un hijo no se puede describir, es del alma. Es un momento muy difícil y no se lo deseo a nadie”, fueron las palabras que expresó, en medio del llanto la madre del pequeño de 3 años que falleció el viernes en la tarde, tras sufrir quemaduras en el 98 % de su cuerpo al caer, de forma accidental, a una paila de un trapiche, en San Joaquín.
Su deceso se dio en el Hospital Universitario de Santander luego de batallar durante casi dos días por su vida. Esas carcajadas contagiosas, esa voz melodiosa, y sus entretenidos pasos de baile no volverán a estar más entre los miembros de esta familia humilde oriunda de este municipio de la provincia Guanentá. Y aunque por un tiempo vivió en Girón, donde fue registrado el pequeño, esta pareja de sanjuaquinenses no olvidó sus raíces y desde hace 18 meses se había radicado nuevamente en la vereda San Nepomuceno, del sector La Aurora, donde trabajaban con caña y café. Fue en este lugar, donde ocurrió la tragedia el jueves en la mañana.
El pequeño, era el menor de 3 hijos de 10 y 11 años. Él se había convertido en la alegría de la casa y el consentido. Con sus travesuras hacía reír y con sus detalles enamoraba. “´Era único, precioso, acomedido. Si yo estaba enferma corría a traerme agua para que me tomara la pastilla. Me decía: mamá usted es fuerte. Era un amor. Es muy duro lo que estamos pasando”, manifestó, la afectada progenitora, quien aseguró que el cuerpo será trasladado a San Joaquín, para darle cristiana sepultura.
En sus mentes quedará grabado cada uno de los momentos que vivieron junto al niño, quien se caracterizaba por no pasar inadvertido, por ser un amable y muy cariñoso. “No pudo olvidar que salía a recoger flores y me las llevaba”, dijo la afligida madre. Al cierre de esta edición, la familia se encontraba adelantando los respectivos trámites en Medicina Legal con el fin de poder hacer el traslado de cuerpo ayer mismo.
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La tragedia
Debido al grave accidente que sufrió el menor, tuvo que ser remitido de San Gil a Bucaramanga por lo que las autoridades del departamento se unieron y lo trajeron junto con sus padres en un helicóptero Black Hawk del Ejército Nacional. Sufrió quemaduras de tercer grado en la totalidad de piel. Y aunque los profesionales de la salud, hicieron todo lo posible por salvarlo, el pequeño perdió la batalla y su muerte fue inevitable.