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Alexander Arciniegas
Miércoles 19 de agosto de 2020 - 12:00 PM

La pelea por el BID

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En 2018, antes de una gira por Latinoamérica, exsecretario de Estado Tillerson dijo criticando a China: “América Latina no necesita un nuevo poder imperial que solo busque beneficio a su propia gente”.

Esta frase cobra actualidad a raíz de la inédita pelea por la elección del nuevo presidente del BID.

El organismo creado por Estados Unidos tras la II Guerra, al igual que el Banco Asiático y el Banco Africano, es el banco regional donde Washington tiene mayor preponderancia; aunque su presidencia ha sido reservada siempre a un latinoamericano.

Trump quiere romper con esta tradición eligiendo un estadounidense y este movimiento responde a la rivalidad global que sostiene con China. Su pupilo Mauricio Claver-Carone se promueve como una fórmula de unidad, pero México, Chile, Costa Rica, Unión Europea y Argentina advierten la inconveniencia de poner en la presidencia del BID a un “halcón” vinculado a los republicanos en la Florida, famoso por su extremismo frente a Venezuela y Cuba. Críticas que ha confirmado acusando a quienes piden postergar la elección de septiembre para después de las presidenciales estadounidenses, de querer “secuestrar” la democracia.

Claver-Carone, el principal asesor para Latinoamérica de una administración como la de Trump que ha construido muros; criminalizado nuestros migrantes y promovido un descarado intervencionismo; se promueve ahora como la alternativa para la reconstrucción económica de la región pospandemia. Con semejante candidato Trump busca desesperadamente contener la presencia China utilizando la chequera del banco superior a los US$15.000 millones anuales, para chantajear en una lógica de nueva “guerra fría” a los países latinoamericanos y caribeños ahogados en la peor crisis de su historia reciente.

Aunque la Casa Blanca tiene un peso del 30% de los votos y el respaldo de gobiernos como los de Duque, Bolsonaro, Moreno y Bukele, deberá asegurar la mayoría absoluta en una elección en que Latinoamérica representa el 50%; Canadá 4% y Japón 5% y Unión Europa 11%.

Veremos si logra imponer a sangre y fuego la doctrina Monroe, pues ni Estados Unidos ni Latinoamérica son los mismo del pasado y menos después de la COVID.

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