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Región
Miércoles 30 de junio de 2021 - 12:00 PM

En precarias condiciones de salubridad sobrevive una pareja de ancianos en la Mesa de Los Santos

En una zona desértica de la Mesa de Los Santos pasa sus días una pareja de ancianos con más de 80 años de edad. La casa en la que residen tiene pésimas condiciones de salubridad, por lo que piden a las autoridades que se les garantice el derecho a gozar de un ambiente sano.

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Se trata de Luis Emilio González Almeyda y Teresa Serrano González, quienes residen en la vereda Paso Chico, donde escasea el agua y el alimento. Además, la vivienda de esta humilde pareja carece de alguna unidad sanitaria, para sus necesidades fisiológicas deben cavar un hueco en la tierra.

Aunque no lo crea, esta situación ocurre en inmediaciones de la misma Mesa de Los Santos, donde personas pudientes de la ciudad pasan los fines semana. En medio de tanto lujo, contrastan los casos de pobreza, como el de Emilio y Teresa, que pasan desapercibidos.

Uno de los testigos de esta situación es el arquitecto Gilberto Camargo Amorocho, quien ha recorrido a pie los lugares más recónditos del departamento. Al visitar la casa del par de abuelitos quedó asombrado al notar las precarias condiciones de salubridad en que sobreviven.

"Una de nuestras mujeres caminantes solicitó los servicios de la unidad sanitaria de la casa y los anfitriones le alcanzaron un mocho", relató el hombre.

Así como lo lee, en la casa donde residen estos campesinos no existe lavamanos, ducha ni inodoro.

"A la gente que padece esta situación le toca hacer sus necesidad en los alrededores y se lavan las manos con agua lluvia. Da mucha tristeza saber que hay tanta plata destinada a salud, pero no se nota su inversión. ¿Cómo viven estas personas? ¿Cómo se lavan los dientes? ¿Cómo se bañan el cuerpo? ¿Cómo lavan la ropa? Es increíble que en medio de tanta civilización exista esta contradicción", lamenta Camargo.

Piden atención de la Alcaldía

Al notar esta situación, Gilberto Camargo redactó un derecho de petición a la Alcaldía de Los Santos, con el fin de que a la pareja se les brinde el derecho a la salud y saneamiento básico, al recordar que según la Constitución Política, "corresponde al Estado organizar, dirigir y reglamentar la prestación de servicios de salud a los habitantes y de saneamiento ambiental conforme a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad”.

En el documento enviado el pasado 13 de abril a la Administración Local, se solicita la construcción de una unidad sanitaria, con sus respectivas redes de agua potable y disposición de aguas residuales por el sistema de tratamiento de pozo Séptico.

Semanas después, el Gobierno Local respondió a la comunicación, pero no entregó una solución de fondo. En la carta enviada por la administración del alcalde Luis Bernardo Almeida Espinosa se señala que se planea intervenir esta vivienda en el transcurso del periodo que le resta de mandato, sin especificar qué obra se planea ejecutar ni en qué momento.

Escasez

En el predio donde habitan Luis Emilio y Teresa existe un jagüey, que es un tipo de pozo donde almacenan agua lluvia. También, de vez en cuando, les suministran el líquido a través de un carrotanque. Además, recientemente se instaló un tanque de donde reciben agua del acueducto de la vereda El Tabacal, servicio por el que pagan cerca de $10 mil".

El servicio de energía eléctrica lo tienen garantizado, aunque se quejan por su cobro elevado y solicitan a la Electrificadora de Santander que revise la facturación, pues les es difícil asumir el valor.

Para cocinar, esta familia utiliza cilindro de gas, leña y carbón. Sus alimentos muchas veces son donaciones, como pastas y enlatados, que algunos allegados les suministran.

Pero más allá de esto, les caería muy bien el acompañamiento de personas que buen corazón. "Ellos agradecen que vayan a visitarlos, porque sienten mucha soledad, les falta con quien hablar, que vaya gente, les lleve mercado y les ayude a cocinar. Ellos no salen de ahí", asegura Gilberto Camargo.

También requieren una nevera, pues no tienen donde guardar o conservar los alimentos. Si usted desea colaborar a esta familia, puede contactarse al número 321 8450369.

Poco ha cambiado

Hace cinco años el columnista Donaldo Ortiz Latorre relató la miseria de este mismo lugar. "En medio de las cercas de piedra, en una pequeña loma donde el agua es tan escasa que no se ven plantas y si las hay, están marchitas. No hay ni una fruta, no sabemos si las hubo, pero el agua que beben, la poca agua que llega por una manguera una vez a la semana, es un hilo moreno. Con esa agua preparan la escasa comida que tienen, que es enviada por sus hijos cada quince días. Allí viven hace cincuenta años, desde aquellos tiempos en que Emilio regresó de prestar el servicio militar en el departamento del Tolima y le puso el ojo a esa muchacha de zarcillos dorados".

En aquel momento se le preguntó a la pareja que por qué no se habían marchado del lugar y humildemente respondieron "son conscientes de que no tienen más propiedades que lo que llevan puesto, un par de catres, una máquina de moler sin manivela, tres sillas a las que se les sale el relleno de paja, una vajilla incompleta, una virgen y unos cuantos corotos. También un aviso oxidado del Chance, de esos en los que se marca con tiza el resultado del último sorteo".

Aquí puede leer la crónica titulada "Una tarde en el desierto de Santander".

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Publicado por John Arias

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