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Jueves 03 de junio de 2021 - 12:00 PM

Por qué fracasó la estrategia de Juan Guaidó en Venezuela

La oposición da marcha atrás y ve como va perdiendo el respaldo dentro y fuera del país. Qué depara el futuro

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El pulso entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro solo ha profundizado la crisis venezolana. (Foto: EFE-Fotoilustración/ VANGUARDIA)
El pulso entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro solo ha profundizado la crisis venezolana. (Foto: EFE-Fotoilustración/ VANGUARDIA)

El pulso entre Juan Guaidó y Nicolás Maduro solo ha profundizado la crisis venezolana. (Foto: EFE-Fotoilustración/ VANGUARDIA)

Cuando el entonces diputado Juan Guaidó se autoproclamó presidente interino de Venezuela, el 23 de enero de 2019, para poner fin al gobierno de Nicolás Maduro, reavivó el ímpetu de la oposición en ese país, pero en la práctica este liderazgo ha resultado un rotundo fracaso.

Maduro sigue en el poder y como si fuera poco, se agregó un nuevo elemento a un país ya asfixiado por una crisis económica y una pandemia: las sanciones.

La oposición encabezada por Guaidó se debilita y pierde apoyos tras el fracaso de su estrategia en Venezuela, país que desde hace más de tres décadas no cuenta con un liderazgo político cohesionado, con ideas bien definidas, que sea capaz de convocar y responder de manera asertiva a la crisis y al caos.

No cabe duda, que el chavismo se ha beneficiado de los errores de la oposición venezolana, plagada de desacuerdos y desencuentros.

Ahora Guaidó se juega la carta de la negociación con observación internacional a cambio de levantar las sanciones, como último recurso.

Maduro, por su parte, está dispuesto a negociar pero con condiciones: El fin de las sanciones financieras lideradas por Estados Unidos, el reconocimiento del Parlamento controlado por el chavismo y la liberación de cuentas estatales bloqueadas en el extranjero.

Mairene Tobón, investigadora de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes, recuerda que la hoja de ruta de Guaidó desde 2019 se centró en tres aspectos: Cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Hasta ahora, estas metas siguen en pausa, subraya.

Si bien el apoyo internacional es innegable a estos propósitos, la experta reconoce que “la transición parece haber sido una herramienta a favor del régimen”, en el sentido de que “los diálogos oxigenan a Maduro, mientras la oposición venezolana se encuentra cada vez más fragmentada”.

El analista político Andrés Mejía Vergnaud opina, por su parte, que la estrategia opositora se puso en marcha, “con el respaldo y la participación de (Donald) Trump y del gobierno de (Iván) Duque, pero esa estrategia fue un estruendoso fracaso”.

Fracaso que se traduce, según él, en la imposibilidad de apostar por una caída del régimen de Maduro, en la medida en que ha demostrado que tiene cómo sostenerse.

Mejía Vergnaud señala además, que “el reconocimiento internacional de Guaidó puede a lo máximo haber sido bochornoso para Maduro, pero tampoco iba a producir un cambio de régimen”.

También se refiere a que Guaidó y sus aliados “apostaron un par de veces por las opciones de alzamiento interno, en una ocasión alzamiento social y en la otra alzamiento militar, ambas fracasaron”.

Entonces, no le queda otra alternativa que una negociación, destaca el analista político.

Este enfoque es compartido por Mauricio Jaramillo Jassir, analista internacional y profesor de la Universidad del Rosario, quien considera que la estrategia de Guaidó de convertirse en la cabeza de la oposición a través del reconocimiento internacional definitivamente se agotó al subestimar a Maduro.

En segundo lugar, menciona que el prestigio del líder opositor ha ido en franco declive.

Esto se explica, a juicio de Jaramillo Jassir, por su posición favorable frente a las sanciones contra Venezuela, que han sido mal asumidas por la población, ya que hay una gran mayoría de ciudadanía que las rechaza.

Prueba de ello, la sociedad venezolana está en estos momentos muy polarizada, y no se siente representada ni por el gobierno ni por la oposición. El 26% de los venezolanos simpatiza con el oficialismo, el 13% está a favor de la oposición y el 52% no se identifica con ningún partido político, según una encuesta de abril pasado.

Sobre el tema, el analista Mejía Vergnaud es enfático en afirmar que las sanciones aunque han golpeado a Venezuela, al igual que ha sucedido en otros países, “no han producido ni van a producir una caída del régimen”.

Lo anterior, sin contar que el gobierno de Maduro ha contado con el apoyo de su Ejército, y de aliados internacionales como Rusia y China, que han sido vitales para aferrarse al poder.

“La oposición está más debilitada que nunca, tiene un enorme problema de legitimidad, popularidad y aceptación interna e incluso internacional. Sin amago de duda, es un rotundo fracaso” su estrategia, sentencia Jaramillo Jassir.

En ese contexto, el docente universitario cree que una manera de salvarse Guaidó como líder de la oposición y volver a la agenda política, es retomando las negociaciones con el oficialismo.

En ese sentido, la investigadora Tobón es escéptica, pues duda de que este nuevo intento de diálogo tenga “la capacidad real del interinato de Guaidó para unir a la oposición y cumplir con los compromisos asumidos con el pueblo venezolano y la comunidad internacional que le respaldó”.

Para ella, “solo le queda la conciliación como la dirección política para negociar el futuro de Venezuela, a través de un proceso electoral”.

Mejía Vergnaud asegura que la llave de la negociación en buena medida la tiene Estados Unidos, porque el “premio mayor sería un levantamiento de sanciones a cambio de pasos hacia la democracia”. Pero está por verse.

Pone de relieve que aunque “el régimen se ha fortalecido últimamente porque ha tomado algunas decisiones que han reactivado la economía”, en otros aspectos (especialmente la COVID-19 y la vacunación) ha fracasado y esto lo ha debilitado. “De modo que hay espacio para negociar”, concluye.

Mauricio Jaramillo Jassir plantea tres escenarios posibles de cara al futuro de Venezuela.

Por un lado, precisa una negociación rápida, es decir en el corto plazo con apoyo internacional; en segundo lugar, un estancamiento de la situación actual con sanciones, y en consecuencia, Venezuela pase a convertirse en una “segunda Cuba”, encerrada, aislada y que se mantenga la situación como ha venido ocurriendo, es decir, “el régimen con el control de todo”.

Y un tercer escenario, más sombrío, advierte el docente de la Universidad del Rosario, un levantamiento social en el país por la degradación de la crisis.

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Publicado por Ángela Castro Ariza

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