Gustavo Galvis Hernández
Aire tóxico en las urbes
Mientras que la acelerada degradación ambiental y ecológica del país sube por el ascensor, las medidas oficiales y privadas para enfrentarla, van por las escaleras. La catastrófica deforestación de la Amazonía y de otras zonas del país se acelera y fuera de los diagnósticos y cifras, es poca la efectividad para frenarla. Un ecocidio en marcha.
El deterioro ambiental también afecta a las ciudades, esperando que la dirigencia pública y privada actúe eficazmente, antes de que sea tarde. Está por ejemplo, la creciente contaminación del aire urbano que ha puesto en emergencia a Medellín y a Bogotá; también llegó a Bucaramanga.
Es el efecto de unas causas conocidas dede hace mucho, pero que no se resuelven con más días de pico y placa. Fuera de llamar la atención sobre el problema del aire tóxico que se respira, no aporta a encontrar una solución estructural que evite las graves consecuencias para la salud en las diversas modalidades de la enfermedad respiratoria aguda afectando a centenares de miles de personas- especialmente a niños y adultos mayores- además con muchas muertes.
Mientras tanto, siguen circulando numerosas motos y carros chimeneas, sin filtros ni controles de autoridades, usando combustible de pésima calidad especialmente diésel. Y están también las fuentes fijas, las chimeneas de negocios y plantas industriales -en unas ciudades más que en otras- vomitando gases tóxicos.
Urgente, más estaciones de monitoreo, para actuar con autoridad y diligencia; facilitar el uso de la bicicleta y combustibles de buena calidad. Además, comenzar a incentivar el uso de vehículos eléctricos como solución de mediano plazo. Los constructores de vivienda, deben incluir en los parqueaderos los tomacorrientes especiales para el cargue de las baterías. La Empresa Electrificadora de Santander ya costruyó una estacion pública para tal fin; buen comienzo. Urgente: reforestación masiva de la ciudad y protección efectiva de sus bosques.