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Miguel Angel Pedraza
Sábado 10 de octubre de 2020 - 12:00 PM

Fiestas clandestinas; bares cerrados

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Hay un sector comercial que todavía espera ansioso su reapertura y que clama desesperadamente por volver a trabajar, me refiero al de los bares, discotecas, gastrobares y tabernas, que en solo el área metropolitana producía más de 4.000 empleos en condiciones normales pero que ahora, por causa de la pandemia, apenas subsistiría con 900 empleados.

Los propietarios sabían que serían de los últimos en volver a abrir sus puertas y con todo y eso, han aguantado hasta el final para recomenzar una vez llegue el permiso nacional, implementando adecuadamente los protocolos exigidos para su reactivación. Por lo que se vio en el simulacro de la semana pasada, ya están listos para atender a su clientela.

Reclaman con justa razón la atención de las autoridades, argumentando que de la misma manera como se produjo la reapertura de los restaurantes, la cual ha sido favorable, se les permita también a ellos trabajar, para vivir, sobrevivir, ajustar medianamente sus cargas económicas y dinamizar la cadena productiva que gira a su alrededor: proveedores, distribuidores, personal de cocina y aseo, de logística, seguridad, meseros y demás.

El miércoles pasado la administración municipal ya hizo la solicitud de reapertura ante el Ministerio del Interior, esperando respuesta positiva. Y la policía, según afirman, está en total disposición.

Queda por discutir la hora del cierre de los establecimientos. El gobierno local propone las 11 de la noche, pero los baristas piden hasta las 2 de la mañana. Tocaría levantar la medida del toque de queda para hacer viable este horario o cuando menos hasta la medianoche, excepto que aparezcan los “expertos” proponiendo otra cosa. Sin embargo, experiencias de otras latitudes indican que en Medellín funcionó bien el plan piloto hasta las 12 de la noche y en Barranquilla hasta la 1 de la mañana. Y como el experimento ha sido satisfactorio, “Asobares Colombia” está solicitando ampliación del horario hasta las 3 a.m., para generar mayores ingresos y fortalecer la caja.

Mientras pululan las fiestas clandestinas sin respeto alguno por las medidas sanitarias, los bares siguen cerrados y sus propietarios al borde de la quiebra. Y eso que se trata de una actividad formal que además paga impuestos. Por eso llegó la hora de pensar en ellos, pues la ciudad no resiste más comercios en bancarrota. ¡Auxilio!

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