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Victor Castillo
Viernes 19 de agosto de 2022 - 12:00 PM

Deserción escolar

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Desde la pasada elección presidencial, una de las palabras que más se repite en nuestro país es “cambio”. Un término que encierra un significado profundo, sobre todo teniendo en cuenta la historia de desigualdades y violencia de Colombia.

Este cambio que tanto se anuncia no puede quedarse en transformaciones cosméticas, sino que debe ser ético y real. Para lograrlo, sin duda alguna, el esfuerzo debe estar principalmente en la educación. De cada 100 niños que empiezan la escuela, solo 44 logran completar sus estudios y graduarse, de acuerdo con datos de Fedesarrollo.

Para entender un poco más la magnitud del problema podemos remitirnos a los datos del Sistema de Matrículas Estudiantil (SIMAT): actualmente hay 519.570 estudiantes de grado 11 en el país, a pesar de que el año pasado eran 617.701 los que cursaban décimo grado. En solo un año, esta cohorte dejó de graduar a 98.131 estudiantes.

Las razones de esas altas deserciones tienen que ver con la falta de infraestructura educativa, principalmente en el sector rural, y la precaria situación de millones de familias, que lleva a los niños y adolescentes a dejar sus estudios para trabajar y ayudar económicamente en el hogar.

A esos problemas de vieja data se sumaron los retos de la pandemia de COVID-19, que obligó a suspender las clases presenciales durante dos años y afectó enormemente los procesos de aprendizaje. Según el Laboratorio de Economía de la Educación de la Universidad Javeriana, antes de la pandemia, de cada 100 estudiantes, solo dos repetían el año. Ahora la cifra se triplicó y se encuentra en seis de cada 100.

Quienes logran superar todas estas adversidades aún van por la mitad del camino y el panorama en la educación superior tampoco es muy alentador. La deserción es del 46% en estudios universitarios y de más del 50 % para técnicos y tecnológicos. Si se examina lo que está pasando por nivel socioeconómico, se encuentra que en estratos 1 y 2, la deserción supera el 70 %. En estratos 4, 5 y 6, es “solo” del 10 %.

Son muchos los retos que debe afrontar el nuevo Gobierno para generar un cambio verdadero y estable. Es lógico que en cuatro años no se solucionará un problema histórico, pero al menos pueden establecerse las bases para tener una Colombia con más y mejores oportunidades a partir de la educación. Lograrlo dependerá también de que el discurso anticorrupción se refleje en hechos concretos para asegurar los recursos que todos aportamos para el desarrollo del país.

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